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INCOMBUSTIBLE. Antonio Vega detiene el tiempo cuando se sube a un escenario. / CASIMIRO MORENO
«He sobrevivido porque me da muy mal rollo morirme»
ANTONIO VEGA CANTANTE Y COMPOSITOR

«He sobrevivido porque me da muy mal rollo morirme»

El mítico artista visita esta noche la capital pacense para ofrecer un concierto en el Café Mercantil

ARACELY R. ROBUSTILLO

Viernes, 10 de octubre 2008, 12:08

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Está y se siente más vivo que nunca, pese a que lo hayan enterrado ni se sabe ya cuantas veces. Antonio Vega Tallés (Madrid, 1957) sigue en la carretera, 31 años después. Autor de algunos de los temas que forman parte obligatoria de la banda sonora de la vida de varias generaciones de españoles, encontró en la música la salida para escapar de su particular infierno. Protagonista indiscutible de la 'movida' vivió las luces y las sombras de su esfervescencia creativa. Ya convertido en personaje de leyenda y rodeado de un halo de poeta maldito, el cantante y compositor madrileño es uno de los pocos supervivientes que puede contar lo que supuso en la historia de la música española aquel periodo hoy mitificado. Él, que tantos amigos perdió en aquel vértigo, asegura que «todo se ha ensuciado» y ha decidido salvar de aquella historia lo único que le importa: la música. Esta noche, a partir de las 23 horas, arropado por su banda, 'ese chico triste y solitario' repasará en el Café Mercantil de Badajoz sus mejores temas. Pura magia. -Vuelve a Extremadura tras visitarnos en septiembre para participar en el concierto que Tam Tam Go ofreció en el Teatro Romano de Mérida, ¿qué vamos a poder ver en el escenario del Café Mercantil de Badajoz? -Voy a hacer un concierto con toda la banda al completo. Vamos a tocar mis temas habituales con alguna cosa nueva, porque aunque quiero hacer un repaso por mi repertorio de siempre, también voy a incluir trabajos míos que hasta ahora no estaban incluídos en el directo. Se trata de darle otro color a la historia. Va a ser un concierto muy intenso porque venimos muy rodados y el grupo está sonando muy, muy bien. -El directo, el contacto con el público, ¿se ha convertido en un aliciente o en un reto difícil de afrontar? -De hecho es lo que le da sentido a nuestra existencia. El contacto con mi público es siempre excepcional. Yo siempre presumo de tener el mejor de España. Es el más entregado, siempre está dispuesto a estar conmigo y a perdonarlo todo. También tengo que decir que son exigentes y que siempre esperan lo mejor de mí. Por eso cada vez que salgo al escenario me esfuerzo por estar a la altura de sus expectativas y cuando lo consigo para mí es la mejor de las energías. Vale todo. -Corría el año 1977 cuando compuso usted su primera canción en la valenciana playa de Malvarrosa, su emblemática 'La chica de ayer', ¿se imaginaba entonces algo de lo que vino después? -No, cómo podía imaginarlo... Ni se me pasaba por la cabeza el tema del éxito o que íbamos a seguir aquí, 31 años después. Aquel fue un momento mágico, sin embargo, porque es la primera canción redonda que yo compuse. Aquella tarde fue acojonante. Volví a casa con la canción en la cabeza y pensé que en ese momento podría abrirse la puerta y que vendrían otras tantas más, y así fue. -Ya entonces utilizaba la liturgia de componer la música y luego ajustar la letra... -Pues justamente ahí surgió. Mucho antes de escribir canciones yo era guitarrista. En mi vida, la música ha sido siempre el fundamento, el origen, de donde parte todo. Ya aquella vez empecé a trabajar en la letra cuando ya tenía un colchón musical. Continúe con esa fórmula porque no sabía otra y porque funcionaba. Componía la música y luego le adaptaba el texto. -¿Ha llegado a estar harto de que la gente hable de 'La chica de ayer' como una de sus mejores creaciones, como si nunca hubiera escrito nada más? -Nada de eso. En esa canción está mi propia historia y es un trozo de mí. Sí es cierto que hubo un momento en que yo abogué por otros temas que para mí tenían más significado. Eran composiciones que escondían un ejercicio de madurez más significativo en mi trayectoria, pero por supuesto que 'La chica de ayer' es una parte tan importante de mi vida que no se puede separar de mí. -Su acercamiento a la música con tan sólo 10 años se produjo a través de una guitarra, ¿se siente más músico que compositor? -Mi conciencia literaria se despertó mucho más tarde, pero la música fluía en mí como algo visceral, algo natural, una necesidad bioquímica que se despertó por sí sola un día y tuvo a bien manifestarse. Después vino todo lo demás. Cada maestrillo tiene su librillo y yo descubrí mi propio librillo a la hora de componer. Cuando empecé a adaptar textos comprendí que se podían unificar los dos lenguajes y conseguir algo mucho más grande. Esa fue mi historia y mi forma de descubrir la composición. -Sus letras se convirtieron en una vía de expresión o de escape. Otra gente se va al psiquiatra... Usted escribe canciones. -Es cierto. Encontré una forma de contar las cosas que quizá nunca cuentas. Pero a veces también he estado 'locuelo' como para ir al psiquiatra, no crea... Aunque no creo que hubiera habido suficientes profesionales para mí. -Dicen quienes le conocen que para saber sobre su vida lo único que hay que hacer es escuchar con atención sus canciones, ¿es eso cierto? -Yo creo que a través de la producción artística de una persona, en este caso de mi música, la gente se puede hacer un dibujo del 'personaje'. Mis temas son autobiográficos y muy descriptivos. Hablan de mí y cuentan mi historia, así que me imagino que quienes las escuchen puede descubrir sin ninguna dificultad quién está detrás de todo eso. -Sin embargo hay mucha gente que se identifica con lo que cuenta y lo siente como suyo, ¿tiene eso sentido para usted? -Eso está bien porque demuestra que esas canciones van por buen camino. Siempre he huído de dar consejos a nadie porque pienso que lo mejor que puedo hacer por los demás es contar mi propia historia y que los demás se identifiquen con ella o no. Si hay alguna persona que puede contar su propia vida a través de una de mis canciones, pues mejor que mejor. -Cuando habla de su vida menciona etapas. Puede que una de las más importantes de su carrera fuera dejar Nacha Pop y grabar en 1991 su primer disco en solitario, 'No me iré mañana', ¿cómo fue ese momento? -Pues muy especial. Se cerraba una etapa de 10 años formando parte de un grupo. Yo tuve la oportunidad de vivir esa experiencia y fue acojonante. Es difícil convivir y compartir el éxito, la vida, cada minuto de la existencia...Todo. Cuando has tenido la oportunidad de probar eso antes que intentarlo como solista, pues eso te da un bagaje que te sitúa en una posición de ventaja. -¿Como vivió la 'resurrección' de Nacha tantos años después? -El reencuentro fue algo mágico, casi un reto que suponía volver a una época de juventud y a un momento impulsivo e intenso que quedó atrás hace muchos años. Me ha servido para darme cuenta y reconocer con la distancia el gran grupo que fue 'Nacha Pop'. Es algo que a mí me gustaría que quedara un poco en el anecdotario y que no tiene mayor importancia que la que quieran darle nuestros propios seguidores por la satisfacción que hayamos podido darles, porque ése era nuestro objetivo. Movida ensuciada -'Nacha Pop' o Antonio Vega van unidos irremediablemente a la 'movida madrileña'. Ha dicho en alguna ocasión que han ensuciado aquellos años con intereses comerciales, ¿por qué lo cree? -Porque todo el mercantilismo ha deteriorado mucho la historia. En realidad lo que quedó, después de todo lo que pasó durante aquellos años, fue algo muy bonito porque se sentaron muchas de las bases de la creatividad de esa época en diferentes campos de las artes. La juventud española tuvo la oportunidad entonces de vivir un auge y una liberación. Todo eso sucedió durante un determinado periodo de tiempo y ahí quedó. Entonces, todo lo que sea pretender rescatarlo o recrearlo en un momento que no es el suyo no es más que deteriorar la historia, porque al final la gente acaba mezclando conceptos y ensucia la realidad de lo que realmente pasó. Yo creo que mucha culpa la tiene el mercantilismo y la falta de creatividad musical. -De los protagonistas de aquella historia son pocos los que pueden contarla en primera persona, porque fueron muchos los que se quedaron por el camino, ¿se siente un superviviente? -He visto a la gente de mi entorno caer como moscas, uno tras otro. Yo siempre he tenido algo grande a lo que agarrarme: la música, eso y el hecho de que soy un gran amante de la vida y de todo lo bueno que puede ofrecerme. Además, me da muy mal rollo morirme. Siempre he peleado por poder seguir ahí y conseguir dejar la impronta que me gustaría dejar. Sí, en su momento probablemente sobreviví y ahora soy un superviviente. -De la gente que se fue, ¿era Enrique Urquijo su alma gemela? -Era un gran amigo y teníamos muchas cosas en común, aunque en otras éramos completamente opuestos. Nos queríamos mucho y atesorábamos una relación muy estrecha y muy bonita. Compartíamos un lenguaje. Su marcha fue un palo acojonante. Siempre estará en mi corazón y el recuerdo de su calidad como persona y como músico. -Lo cierto es que tiene y ha tenido muchos amigos ilustres, entre ellos Salvador Dalí o Bryan Adams. -A Dalí tuve la oportunidad de conocerle y de estar en su casa y compartir con él un momento inolvidable, pero no es que fuera mi colega. Bryan Adams sí. Con él sí que viví muchos momentos en Londres porque compartimos estudio de grabación. Nos íbamos de cervezas y nos caímos bien, hicimos buenas migas. -Ha contado alguna vez que vino al mundo con poco más de siete meses de gestación, ¿tener tanta prisa por nacer ha hecho que optara por vivir deprisa? -No lo sé. Lo cierto es que siempre he sido muy nervioso y muy inquieto y no puedo estar sin hacer nada. No sé si el hecho de nacer a los siete meses y medio de gestación tiene algo que ver con eso. Yo estoy a gusto con mi historia y me gusta darle sentido a todo. Lo que no me gusta pensar es que porque vine rápido me voy a ir rápido. A mí me gustaría venir el primero e irme el último.

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