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Una niña participa en los juegos de bolos que organizó la empresa Animaocio en Aldea Moret.|L.C.
Aldea Moret se desmelena
CACERES

Aldea Moret se desmelena

La cuarta Aldea de la Amex se convierte en la excusa perfecta para que los más jóvenes del barrio protagonicen un sábado de música, juegos e integración

MANUEL-M. NÚÑEZ

Domingo, 28 de septiembre 2008, 15:41

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De Montreal a Aldea Moret. La incisiva cantante cacereña Zaira Gómez daba el pistoletazo de salida ayer-tarde al escaparate musical de la cuarta edición de la Aldea de la Amex. La fiesta de la Asociación de Músicos Extremeños y la Asociación Socio-Cultural Aldea Moret, en la popular barriada, había arrancado, sin embargo, varias horas antes.

Los más jóvenes fueron los protagonistas en una sucesión de juegos populares, gincana, talleres y malabares que llenaron la Plaza del Primero de Mayo de curiosos. Nueve monitores de la empresa Animaocio se afanaban por la labor con un centenar de niños que correteaban con sus caras pintadas entre dados gigantes y partidas improvisadas de bolos mientras sus abuelos y padres paseaban su sonrisa más sincera. «La participación está siendo excelente. Y aún queda mucho por hacer. Queremos que la jornada tenga un tono lúdico, pero también reivindicativo», resaltaba Juan Jesús Tato, portavoz de la Asociación Socio-Cultural Aldea Moret mientras Diana, una de las monitoras, repartía piruletas entre su legión de yogurines.

«Cómo le gustaría a mi nieto estar aquí. Yo mismo estoy disfrutando de lo lindo». Balbino González, 76 años, presume de ser el más veterano entre los veteranos de la Cruz Roja extremeña. «Empecé en el año 36, con la guerra. Y hasta hoy». Inicia Balbino un relato que parece no tener fin mientras una niña de apenas cuatro años lanza al aire un dado de trapo ante la mirada atenta de su abuela, que no se separa de ella ni del cigarro.

«El trabajo con los niños es muy agradecido, son muy participativos. La verdad es que no esperábamos esta respuesta tan notable», indica Diana Sánchez, la monitora, que recuerda haber estado ya en otras convocatorias similares como «la carpa del Carnaval en la Plaza Mayor o la caseta infantil de la feria». «Tenemos niños entre un año y 14, de todas las edades prácticamente», reconoce. Balbino se acerca y le pide una camiseta. Sólo quedan piruletas, y cada vez menos. Los trofeos se agotaron por la mañana con motivo del partido por la integración que organizó la Asociación de Deportistas contra la Droga.

«Era un torneo participativo, no competitivo. Hemos contado con dos equipos de Aldea Moret y otros dos de San Blas. En total unos 80 niños», explica Juan Jesús Tato, que aprovecha para subrayar el tono reivindicativo de una cita que llega a su cuarta edición. «La barriada necesita un pabellón cubierto ya. Además -prosigue- hemos organizado un mercadillo y los ingresos se destinan a la campaña 'No a la refinería'».

Por la tarde, música y más música. Con Zaira en primer lugar y toda una colección de meritorios detrás: Out of silence, Qonvulsión, Amenoskuarto, La taberna de Moe, Dedo corazón, Ayashuasca, El gitano, la cabra y la trompeta... «Estamos aquí hasta las tres de la madrugada. Es una jornada de fiesta, de diversión, pero también en la que decimos no a la droga y sí a la integración», abunda el portavoz de la Asociación Socio-Cultural del barrio.

Aldea Moret se echa a la calle para celebrar su particular día de fiesta. Y para recordar, de paso, que también existe.

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