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kiko Monterroso ( con gafas), alcalde de Aldeacentenera, y Emilio González./HOY
Historia de la patera sin suerte
REGIONAL

Historia de la patera sin suerte

Su relato es tan triste como el de algunos de los inmigrantes a los que está dedicada: la rechazaron en Cáceres y Talayuela y la quemaron en Aldeacentenera

ANTONIO JOSÉ ARMERO

Domingo, 20 de julio 2008, 13:36

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A EMILIO González, la noticia le cogió haciendo el camino de Santiago. Y se lo amargaron. Andaba por Sigüeiro (La Coruña) cuando le llamó al móvil Kiko Monterroso, el alcalde de Aldeacentenera. «Emilio, te tengo que dar una mala noticia», le previno. Esa mala nueva era que 'la patera de la esperanza', que el artista había concebido como un homenaje a los inmigrantes y que lucía en una glorieta a la entrada del pueblo, había amanecido quemada.

«¿Cómo no te vas a disgustar!», exclama el artista, que llegó hasta Santiago de Compostela, cumplió con el santo y enfiló el camino de vuelta a Cáceres con la vista puesta en ir a ver su patera. Lo hizo, y el panorama le resultó desolador. Hasta tal punto que ha optado por plasmar sus sentimientos por escrito. «Viendo los despojos de la patera solo siento rabia e impotencia -explica-. Sólo queda pensar quién ha podido ocasionar un acto tan violento. Seguro que son racistas y xenófobos. Yo obligaría a los autores a estar un tiempo realizando una labor social, como cuidadores en un centro de acogida de inmigrantes, limpiando sus dependencias, haciendo sus camas, sirviéndoles la comida y conviviendo con ellos».

La tolerancia

La 'patera de la esperanza' es para su autor «un símbolo a la tolerancia, un homenaje a la inmigración y al derecho a buscarse una vida mejor». Valores que él aprecia lo suficiente como para embarcarse en una aventura de cierta complejidad con tal de conseguir lo que él quería: una patera de verdad, que guardara su historia particular. De hecho, la barcaza tenía pintada en cada uno de sus lados una matrícula: 6/2 2120-CHAHBI.

Emilio González la consiguió gracias a la mediación de la Cruz Roja de Algeciras. En Cáceres contrató una grúa, se subió a ella con el conductor y llegaron hasta el Estrecho. Cuando la recogió tenía dentro dos monedas marroquíes y varios anzuelos de pesca. Ya en Cáceres, el autor compró ropa vieja en el centro de Reto y revistió toda la patera con pantalones, camisetas, chanclas, camisetas... Terminada la obra, pidió permiso al Ayuntamiento de la ciudad para exponerla al aire libre, en la céntrica plaza de las Veletas, pero el Consistorio le denegó la solicitud por considerar que el monumento era demasiado grande. Sus 6,20 metros de largo y 2,40 de ancho lo condenaron al ostracismo de una nave en un polígono durante unos días, hasta que el Museo de Cáceres consiguió trasladarla hasta uno de sus jardines y exponerla allí.

Al poco, el alcalde de Talayuela conoció la iniciativa de Emilio González y se interesó por trasladar el barco hasta el municipio en el que gobierna, el de mayor número de inmigrantes de Extremadura. Así lo hizo, pero ante la proximidad de las elecciones municipales (del año pasado), optó por dejarla en una nave. El alcalde socialista perdió los comicios y el proyecto se fue al traste.

Apareció entonces en el relato Kiko Monterroso, alcalde de Aldeacentenera, que se llevó la patera y la colocó en una glorieta a la entrada del pueblo, hasta la madrugada del sábado 5 al domingo 6 de julio, cuando varios individuos le prendieron fuego y salieron corriendo.

La patera de la esperanza sobrevivió al Estrecho, al rechazo de Cáceres y al de Talayuela, pero sucumbió en Aldeacentenera. Sin embargo, su autor no da un paso atrás. Más bien al contrario, y ya tiene en mente un sustituto. Lucirá en la misma rotonda, y será un faro al estilo de los que hay en las localidades costeras. Tendrá las mismas dimensiones que la barcaza y en su interior reposarán precisamente esas cenizas que aún hoy ensucian el suelo de Aldeacentenera. Allí, a la entrada del pueblo, permanece lo poco que queda de 'la patera de la esperanza', la de la triste historia. Casi tanto como la de algunos de los inmigrantes a los que está dedicada.

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