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LOS EMPADRONAN EN PORTUGAL

Nueve familias extremeñas no llevan al colegio a sus hijos y los educan en casa

Empadronar al menor en Portugal es una de las opciones que se utilizan para evitar que se confunda con absentismo escolar, que sí es considerado delito

PABLO CALVO

Miércoles, 9 de julio 2008, 14:08

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Nueve familias extremeñas han optado por educar en casa a sus hijos. La de Azucena Caballero, que reside en Gévora, es una de ellas. Madre de tres niños, Azucena es, además, vicepresidenta de la Asociación para la Libre Educación (ALE), que defiende el derecho de los padres a enseñar a su hijos en el domicilio, sin necesidad de acudir a la escuela.

«En España estamos en un limbo legal», explica. La Constitución ampara la libertad de enseñanza, pero no concreta más ni existe una regulación específica al respecto, al contrario de lo que sucede en otros muchos países europeos, incluido Portugal.

De hecho, empadronar al niño en el país luso es uno de las alternativas a las que acuden las familias que desean formar a su hijos en casa para no enfrentarse a los servicios sociales de las comunidades autónomas, interesadas en combatir el absentismo escolar. Aunque en España la educación es obligatoria, las resoluciones judiciales que se han producido en nuestro país han dado generalmente la razón a los padres, siempre y cuando demuestren que no existe desatención y el menor se encuentra debidamente formado desde el punto de vista académico.

Entre 1.500 y 2.000 familias españolas prefieren no enviar a su hijos al colegio y ocuparse directamente de su educación, lo que se conoce como homeschooling.

«Es una opción viable desde el punto de vista legal, social, pedagógico y económico», asegura Azucena Caballero, que el pasado lunes participó en el Congreso Mundial sobre Estilos de Aprendizaje que se está celebrando en Cáceres. Ella dio a conocer 'El aprendizaje en casa: una alternativa del siglo XXI frente a la escuela tradicional', comunicación realizada en colaboración con Clara Báez, profesora de la Universidad de Extremadura.

Otro estudio, que se está llevando a cabo en el País Vasco con el análisis de 17 familias, indica que son cuatro las razones que conducen a los padres a preferir que sus hijos aprendan en casa: por un afán de protección; porque ellos mismos son educadores (circunstancia que se repite en muchos casos, como el de la propia Azucena); porque son o se sienten víctimas del sistema educativo al haber sufrido, por ejemplo, algún caso de acoso escolar o cualquier otro problema; o porque entran en la categoría que Madalen Goiría, autora del estudio, ha denominado rebeldes, es decir, personas que cuestionan muchos aspectos de la sociedad en la que viven, entre ellos el sistema educativo.

Las ventajas que procura la educación en casa se resumen en una esencial: se logra un mayor rendimiento. «Es el sueño de cualquier pedagogo, una educación prácticamente individual, que flexibiliza el tiempo y las tareas», lo cual permite avanzar más, explica Azucena, que dedica las mañanas a educar a sus hijos Yvain y Adina.

Los defensores del homeschooling sostienen que lo que aprende un escolar durante las cinco horas diarias que pasa en el colegio o el instituto, lo puede asumir en la mitad de tiempo en el entorno más armónico de su propia casa. «Así tienen más tiempo para hacer otras cosas».

La frase de Azucena no es baladí porque alude a la principal crítica que recibe este modo de enseñanza, el peligro de 'hacer' personas poco sociables. «Mis hijos por la tarde estudian música, van a kárate, se relacionan con los hijos de los vecinos, tienen más tiempo para ir al parque... ése problema realmente no existe, hacen una vida plenamente normal e integrada», enfatiza.

Reconocimiento

La Asociación para la Libre Educación explica hasta nueve formas distintas que tienen las familias para lograr luego el reconocimiento académico a la formación adquirida por sus hijos en casa. La más directa es que a los 15 años los matriculen en 4º curso de Secundaria para obtener el título, el primero que entrega la Administración educativa española; la más singular es el mencionado empadronamiento en Portugal; y una de las más utilizadas es la matriculación en algún centro extranjero de educación a distancia, cuyos títulos son convalidados en España sin demasiados problemas.

Familias como las de Azucena Caballero, cuyos hijos son alumnos de un centro de California, la West River Academy de San Clemente, reclaman el «reconocimiento de la Administración» a la educación en casa, y para ello ya han mantenido reuniones con los responsables educativos de varias comunidades autónomas. No piden que se innove. «Basta con que copien la legislación de Gran Bretaña o Estados Unidos. España es, en este sentido, una isla», afirma Azucena mientras enseña un mapamundi marcado con los países (desde Noruega a Japón) donde está reconocido legalmente el homeschooling

Como mal menor, solicitan al Ministerio de Educación que abra también para ellos el Cidead, el centro de educación a distancia que existe reservado a hijos de diplomáticos, deportistas de élite, familias con trabajo ambulante o menores que se dedican al espectáculo. «Es discriminatorio», señala.

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