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CÁCERES

Cedillo, la frontera inaudita

Los concejales acuden en barca a sus reuniones en Portugal al prohibir Iberdrola el paso por la presa de lunes a viernes: «Esto no pasaría en Cataluña o el País Vasco», denuncia Miguel Ángel Morales

MANUEL-M. NÚÑEZ

Lunes, 7 de julio 2008, 10:05

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Cedillo es un lugar absolutamente especial. Tiene que serlo a la fuerza si estando, como está, al lado mismo de Portugal sus habitantes deben hacer viajes kilométricos para pasar al otro lado de la 'la Raya'. Aquella es una frontera inaudita. La situación es peculiar por sí misma, y se alarga en el tiempo. Aún llama más la atención por el hecho de que cruzar hacia Portugal es posible, pero sólo a determinadas horas y días: desde primera hora del sábado hasta última hora del domingo. De lunes a viernes, Iberdrola impide el acceso público a través del único lugar que conduce desde allí hasta el país vecino, la presa hidroeléctrica de su propiedad que hace de puente provisional. Debido a ello, los miembros de la corporación de Cedillo (600 habitantes, al oeste de la provincia) deben cruzar el río en barca cada vez que acuden a pueblos aledaños de Portugal a alguna reunión de trabajo. «Esto no se resuelve porque no hay voluntad política», lamenta Miguel Ángel Morales. El vicepresidente de la Diputación provincial, que es además concejal en el Ayuntamiento de Cedillo, sentencia: «Esto sucede en Extremadura, si fuera en Cataluña o en el País no pasaría».

Cedillo ejerce de frontera inédita, de paso imposible entre lunes y viernes. Es un extraño caso el suyo. Portugal está a la vuelta de la esquina, pero llegar allí puede suponer que haya que recorrer hasta decenas de kilómetros si el viaje toca hacerlo entre semana. Esa es la situación de un empresario luso casado con una ciudadana española residente en Cedillo. Un caso que Miguel Ángel Morales pone como ejemplo entre otros tantos de la necesidad que existe de resolver esta cuestión. «Hay cuatro o cinco matrimonios mixtos que deben recorrer esos 150 kilómetros para venir al pueblo. Y estarán a unos 20 kilómetros. Hay un empresario que trabaja en Portugal y viene los fines de semana. Entre semana sólo tiene dos alternativas, o pasar en barca o recorrer los 150 kilómetros por carretera», explica en referencia a la obligación de pasar por Valencia de Alcántara y efectuar la entrada en España por Portagem, junto a Marvao.

En barca

«Es empresario, portugués, tiene camiones y está casado con una chica de Cedillo. Tiene aquí una casa, pero no lo tienen fácil para venir», resume Morales, que reconoce que los propios concejales de Cedillo se ven afectados por el cierre de frontera que ejecuta Iberdrola: «Cuando el Ayuntamiento debe reunirse en Nisa o Castelo Branco los concejales pasamos en barca». Como recuerda el vicepresidente de la Diputación, Cedillo es un caso tan especial que a todo lo anterior une detalles como que está más cerca de Castelo Branco que de Cáceres, de la que le separan unos 120 kilómetros, y más próximo a Lisboa que a Madrid. Ubicado en la punta más occidental de la provincia, esta pequeña localidad sería el tránsito natural hacia Portugal de no ser porque Iberdrola alega razones de seguridad para mantener cerrado el paso fronterizo por su presa cinco días a la semana. De nada sirve que las carreteras que comunican Cedillo y el primer pueblo portugués que aparece en el mapa por esa zona, Montalvao, hayan mejorado sus carreteras. Todo queda en manos de una empresa privada que, según Morales, no cede porque no recibe presiones de ninguna administración para hacerlo.

«El problema es que no hay voluntad política. Las autoridades españolas, europeas, extremeñas... no toman cartas. Con una inversión mínima cambiaría toda una comarca, una zona deprimida pero con un potencial enorme».

Recuerda Morales que la apuesta por el parque natural Tajo Internacional supone un incentivo mayúsculo que se vería reforzado si cualquier turista pudiese entrar o salir hacia Portugal con libertad: «Hay una autovía de Castelo Branco a Lisboa que se puede coger en menos de media hora, en Villa Velha de Rodao. Tendríamos Castelo Branco y Portalegre a tiro de piedra. Esta es la salida y entrada natural a Portugal».

«El Ayuntamiento no tiene fuerza», asume Morales, que recuerda entrevistas con Ibarra, con Fernández Vara, cartas a Madrid, a Bruselas..., sin ningún resultado. «Eso es una frontera privada. Iberdrola saca millones del agua de todos los ciudadanos y sólo permite pasar a un país de la Unión Europea los sábados y domingos», resume.

Y la pregunta que se hace Morales es la misma que ronda por la cabeza de los ciudadanos: si la seguridad está garantizada durante los fines de semana, por qué no sucede lo mismo de lunes a viernes. «Hay alternativas. Si es peligroso que se crucen vehículos en la coronación de presas, se puede poner un semáforo. Lo que no hay es implicación política. Hay una dejación de funciones. Una empresa privada decide que eso es un paso particular, no hay frontera. Esto en Cataluña o el País Vasco no pasaría». Morales lanza sus quejas al viento y el calendario fija cuando ir directo a Portugal y cuando dar una vuelta kilométrica para visitar al vecino.

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