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ROCÍO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
Miércoles, 28 de mayo 2008, 13:02
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En época franquista, cuando sólo se usaba la fuerza física para reducir a los 'infractores', el requisito tenía su lógica. Pero ahora, que los agentes cuentan con otras técnicas como la inteligencia, la sensibilidad o el respeto al ciudadano, carece de sentido. Así valora el director de la Academia de Seguridad de Extremadura, Francisco Atanet, la nueva norma aprobada recientemente en la Asamblea que reduce en cinco centímetros la altura mínima exigida a la mujer para formar parte del cuerpo de Policía Local. Así, las chicas sólo tendrán que llegar al 1,60.
«Hay muchas áreas en las que las mujeres son muy necesarias, como en los casos de malos tratos, y para eso no hace falta ser alta. Además, una chica de 1,60 que tenga buena formación en defensa policial y personal puede inmovilizar perfectamente a una persona», asegura Atanet.
La Academia de Seguridad de Extremadura, ubicada en Badajoz, forma actualmente a las últimas cuatro mujeres que debían 'tener altura' para vestir el uniforme: Lidia, pacense de 25 años y de 1,70; Mercedes, cacereña de 27 años y de 1,65; Brianda, cacereña de 24 años y de 1,72; y Susana, placentina de 30 años y de 1,68.
Todas coinciden en que los centímetros de más o de menos no son un requisito imprescindible para convertirse en una profesional. «Puedes medir dos metros y ser una gansa», dice tajante Brianda, que aprobó las oposiciones en Malpartida de Plasencia. «Cuantas más facilidades nos den, mejor», apunta Mercedes, que tiene su plaza en Moraleja.
Sin embargo, Lidia, que aprobó en Zafra, asegura que esta medida no va a fomentar que más mujeres quieran acceder a este trabajo. «Hay muy poquitas chicas, y no es por la altura. Deberían llevar a cabo una campaña publicitaria como hacen con el Ejército, que nos bombardean».
Discriminación
De lo que sí se quejan estas futuras policías es de la discriminación que a veces sufren por ser mujeres. «Hay compañeros que te dicen claramente que no quieren trabajar contigo porque no se sientes seguros», expresa Susana, que tiene su plaza en Hervás. «Incluso hay pueblos en los que no te dejan presentarte a las oposiciones porque no quieren chicas», agrega.
«De todas formas, depende del pueblo, es una cuestión cultural. Además, al final los chicos se dan cuenta de que no pasa nada y de que nosotras podemos hacer lo mismo que ellos», añaden sus compañeras.
Las cuatro aseguran que ser Policía Local es una vocación, aunque alguna de ellas ha tenido que pasar por alto el criterio de su familia, que no veía bien que «una chica se dedicara a una profesión tan peligrosa». Galería Formación en el aula de tiro
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