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NACIONAL

Un recaudador de ETA dice ser víctima de la oligarquía vasca

Merodio es juzgado desde ayer en París junto a Kortazar, acusados de cobrar en Francia el 'impuesto revolucionario'

FERNANDO ITURRIBARRÍA

Martes, 20 de mayo 2008, 03:21

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El militante de ETA Zigor Merodio declaró ayer al tribunal que le juzga en París como presunto recaudador en Francia del 'impuesto revolucionario' que los trabajadores «somos víctimas de la extorsión que ejerce la oligarquía vasco-española». «Los dos somos hijos de obrero. Como obreros partimos a la lucha y como obreros volveremos a casa. Ni personalmente ni como organización buscamos el enriquecimiento», señaló en palabras extensivas a su co-inculpado Aitor Kortazar, al que también se acusa de haber formado parte de 'Gezi', la estructura encargada de la extorsión económica.

El juicio a Merodio y Kortazar, bilbaínos de 33 y 39 años, respectivamente, arrancó en París pocas horas después de que ETA atacara de nuevo en Getxo un club social al que considera en sus escritos símbolo del empresariado contra el que, sin mencionar el atentado, arremetieron los procesados. «La organización en la que milito es una organización socialista. Luchamos por ideas que se concretan en la construcción de una sociedad libre de iguales sin explotación de clase por la oligarquía ni vasca ni española», expuso Merodio en castellano, asistido por un traductor.

Al cargo de extorsión de fondos en banda organizada, el mismo acusado replicó que «sabemos mucho cómo los empresarios vascos se enriquecen a costa del sudor de nuestros padres y del robo al fisco público mientras nosotros, como obreros, estamos obligados a pagar las rentas españolas y cansos de ver caer obreros del andamio». Además dijo que los presos de ETA y sus familiares son víctimas de «la extorsión económica-política de la dispersión» carcelaria y del «chantaje de las fianzas judiciales». «Incluso hay niños con las cuentas bancarias bloqueadas por el 'juez-estrella' Garzón», aseveró.

«Atosigados»

En otro momento, Merodio afirmó que «la represión atosigante de dos estados nos obliga a coger las armas en defensa de nuestro futuro y de la toma de decisiones». A preguntas del tribunal sobre las víctimas inocentes de su combate, replicó que «no acepto ninguna lección sobre violencia porque es irrisorio recibirla por parte de un juez francés que pertenece a un Estado imperialista y genocidas profesionales desde hace mucho tiempo».

Por su parte, Kortazar se encaró con uno de los policías municipales de Talence (afueras de Burdeos) que le detuvo tras una persecución en automóvil y que se ha personado como acusación particular en el proceso. «Quizá ese señor también quiere beneficiarse del conflicto vasco como otros muchos», dijo antes de recordar que había sido condecorado por el Ministerio del Interior galo. «Si fuéramos ladrones, sería trabajo policial rutinario. Pero dice que tiene trastornos psíquicos. Usted es policía, no jardinero», le espetó en un francés poco fluido.

«Hasta de fútbol»

Kortazar relató una particular venganza que se tomó con los gendarmes que le trasladaron desde la cárcel esposado de pies y manos a una comparecencia ante la jueza instructora Marie-Antoinette Houyvet. «Normalmente no hablamos y los interrogatorios se terminan en cinco minutos. Pero debido al trato humillante de la escolta aquel día me enrollé y acabamos a las once de la noche. Hablé mucho pero no me acuerdo de qué». «Habló hasta de fútbol», le refrescó la memoria el juez Francis Debons, presidente del tribunal.

El magistrado también leyó un informe en el que se afirma que un funcionario de la cárcel parisiense de La Santé tuvo que ser trasladado a una prisión del norte de Francia tras haber recibido amenazas por denunciar que una amiga practicó a Kortazar una felación en una visita penitenciaria. «No tolero la falta de respeto», respondió el preso, que a raíz del incidente fue transferido a su vez al penal de Fleury-Mérogis durante una temporada.

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