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ANÁLISIS AGRARIO

Remolacha, frutas y hortalizas se enfrentan a importantes cambios

JUAN QUINTANA

Jueves, 8 de mayo 2008, 11:11

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El sector del azúcar no vive un momento dulce. Ebro Puleva ha puesto sobre la mesa la alternativa de venta o de escisión con salida a bolsa del negocio azucarero. Los productores acusan a la empresa de haberse aprovechado de ayudas públicas para ahora abandonar el barco. Es pronto para realizar un análisis en profundidad, pero se pueden entresacar algunas conclusiones. El incremento del beneficio de Ebro Puleva en un 0,2 por ciento el pasado año, junto a la caída en bolsa, es un dato preocupante para los accionistas. Ebro Puleva mantuvo una posición negociadora exigente a la hora de cerrar los acuerdos de reducción de cuota.

Esta posición le ha permitido mantener un volumen de negocio que aporta estabilidad a las operaciones que ahora se han planteado. No obstante, la perspectiva de futuro del negocio a medio plazo no es optimista. Prueba de ello son las palabras de su presidente al afirmar que no son garantes ni tutores del sector productor. Tan de Perogrullo, que sobra.

Pero el problema no es que se hayan beneficiado de ayudas públicas para mantener la producción, ya que tanto en el caso de venta como en el de escisión, los nuevos propietarios tendrían que asumir o que subrogarse en todas las obligaciones actuales. Lo que parece subyacer en esta operación es una desconfianza en el futuro del negocio y el interés en deshacerse de una actividad en un momento que todavía lo permite. La opción de venta a un grupo centroeuropeo que ya disponga de una importante actividad azucarera es comprensible, pero de efectos imprevisibles para los productores, aunque no a corto plazo. Es pronto para afirmar si sería perjudicial para el remolachero. La escisión y salida a bolsa es más difícil de entender, por el riesgo que conlleva. Si bien su objetivo inmediato puede ser una capitalización rápida de la empresa, se corre un importante riesgo de pérdida de valor, sobre todo con las dudas que ya existían de cara al futuro azucarero, acrecentadas por esta posible operación.

También están preocupados los productores y exportadores de frutas y hortalizas. La propuesta de la Comisión Europea prevé eliminar 26 de las 36 normas de calidad existentes en la actualidad.

Calidad diferenciada

En la Unión Europea el sector productor ha conseguido poco a poco que se aprueben normas cada vez más restrictivas, con el sano objetivo de conseguir un producto de calidad diferenciado, más competitivo. Este nuevo enfoque es un paso atrás difícil de comprender, sobre todo porque es el propio sector, el que supuestamente sufre esta complejidad administrativa, quien quiere mantener el sistema actual. Es cierto que tras la última reforma de la organización común del mercado del sector hortofrutícola se apostó, como en otros sectores, por la simplificación de la norma. Pero nadie contaba con que fuera a base de reducir los estándares de calidad, algo que no solo perjudica al productor, sino también al consumidor.

Una situación que se complica con la polémica propuesta de Bruselas sobre fitosanitarios. Ha planteado una prohibición entorno al 80 por ciento de los productos autorizados. Sobre el papel puede parecer una decisión sensata desde un punto de vista ambiental, pero no es tan sencillo. La reducción radical de los principios activos implica una disminución de la alternancia y, por tanto, una mejor adaptación de las plagas a los entonces escasos insecticidas del mercado. En este caso los efectos son dos. El agricultor puede asumir mayores pérdidas y obtener menor calidad de los productos, lo que implica un importante perjuicio económico. También puede incrementar las dosis aplicadas, lo que supone un perjuicio ambiental. Dos efectos reales que justifican las airadas protestas del sector. En un sistema productivo moderno como es el europeo, el equilibrio económico y ambiental no pasa por disminuir el espectro de productos químicos que se aplican; en todo caso por ampliarlo con productos de rápida degradación y muy selectivos. Hay que recordar que el control a consumo se realiza mediante un estricto sistema de LMRs (Límites Máximos de Residuos). Por otro lado, en algunas zonas y para determinadas plagas, la lucha biológica es una alternativa, pero no para todas, ni tampoco para los hongos ni para las malas hierbas.

Más información en 'La Trilla', los domingos, de 15.00 a 16.00 horas, en Punto Radio Badajoz-Montijo, en el 102.1 de la FM, y en Punto Radio Norte de Extremadura, en el 101.2 de la FM.

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