Lloret vence una etapa de ciclismo puro

La Vuelta a Extremadura se reencontró ayer con el ciclismo puro, entendido como ese espectáculo de fuerza, épica y pundonor en el que los deportistas ponen a prueba los límites de su organismo. Ya fuera por el intenso calor, por la dureza del recorrido o porque los ciclistas así lo quisieron, la escarpada cuarta etapa Casar de Cáceres-Casar de Cáceres (173,7 kilómetros) se convirtió en la más dura de las disputadas hasta el momento. Y la ganó el que demostró ser el más fuerte, el alicantino del Comunitat Valenciana Manuel Lloret, quien con esta nueva victoria sigue pidiendo a gritos su regreso al campo profesional.

Tras los primeros sesenta minutos de recorrido, con una media de 44,9 kilómetros por hora, ya se intuía que la de ayer no iba a ser una etapa para echarse la siesta. Nada más darse el banderazo de salida los ataques comenzaron a sucederse, aunque sin fortuna, por un terreno de continuas subidas y bajadas, de los denominados 'rompepiernas', que dejaron muy tocados a los corredores antes incluso de afrontar el primero de los tres puertos puntuables de la jornada, el de los Castaños, situado en el kilómetro 80.

Fue bajando este alto, catalogado de segunda categoría por la organización, cuando comenzaron a desatarse de verdad las hostilidades. En pleno descenso se escapó un grupo de 16 corredores en el que logró meterse el líder, el irlandés del equipo Sean Kelly Benny de Schrooder, lo cual hizo que por detrás se trabajase para echar abajo la fuga, que quedó neutralizada 21 kilómetros después, justo antes de llegar a Mirabel.

Fue en esa localidad donde de se produjo al fin la escapada buena de la jornada, con un grupo formado por nueve corredores: Lloret (Comunitat Valenciana), Lloyd (Sean Kelly), Van Groer (Batavus), Rocha (Madeinox), Ramírez (Ávila Rojas), Bernabeu (Barbot), Oegema (Transfer), y De Pedro y Vallejo, ambos del equipo Froiz. Rápidamente consiguieron una renta de más de un minuto, que llegó a 1:20 al coronar el alto del Tajo, de segunda categoría.

Y es ahí donde se rompe definitivamente la carrera. Las rampas del Tajo hacen mella en un pelotón con las fuerzas ya muy mermadas del que poco a poco se van descolgando efectivos, y en un líder, De Schrooder, incapaz de seguir el ritmo de los escapados, entre quienes se encuentra su compañero Daniel Lloyd, que a la postre sería el gran beneficiado.

Pero el equipo portugués Madeinox no quería perderse la fiesta y mandó a sus escaladores Sousa, Moreira y Machado a la caza de los escapados, a quienes se unieron 40 kilómetros antes de llegar a meta junto con Miranda, del Loulé, y García de Mateos, del Froiz.

Los 14 fugados siguieron abriendo hueco y lograron distanciarse a 2:37 respecto al grupo del líder.

En el último puerto puntuable de la etapa, el alto de Monroy (tercera categoría), Manuel Lloret asesta un hachazo y consigue distanciarse 15 segundos de sus compañeros de escapada. A partir de ahí comienza para él una contrarreloj de 13 kilómetros en la que logra mantener su ventaja, ayudado por el lamentable estado del firme y la difícil orografía del terreno en este final de etapa. Entró en meta en solitario y con 14 segundos de margen, lo que le permite auparse hasta la segunda posición de la general, a 36 segundos del nuevo jersey amarillo, Daniel Lloyd, que venía en el grupo perseguidor. También entraron en ese paquete los portugueses del Madeinox-Boavista Sergio Sousa, André Moreira y Tiago Machado, que se colocan tercero, cuarto y quinto a 39 segundos del líder y sólo tres del español Lloret.

Todos ellos cuentan con opciones de alzarse hoy con el triunfo final tras la última etapa, de 144,1 kilómetros, que saldrá de Moraleja a las 11.25 y finalizará en la misma localidad a las 14.45 tras superar tres altos puntuables.