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CACERES

La basura reina en el ferial una semana después de Extremúsika

El recinto aún mostraba en las últimas horas un paisaje desolador, marcado por desperdicios y restos de toda clase Los operarios trataban de completar su trabajo ayer por la tarde

MANUEL-M. NÚÑEZ

Viernes, 25 de abril 2008, 10:25

El ferial ofrecía en pleno San Jorge un peligroso parecido a un basurero. La batalla de Extremúsika deja secuelas, pero sus organizadores se desmarcan de unos daños colaterales en los que, aseguran, no tienen ninguna responsabilidad. «Me confirman que todo el desmontaje lo hemos hecho al completo. No tenemos nada que ver con toda esa basura que queda allí», explica Ángel Romero, promotor de Extremúsika. Casi una semana después de finalizar la cita musical del año, los operarios aún se afanaban ayer en la retirada de restos de todo tipo. El resultado todavía es un paisaje desolador.

Botellas, botes...

El miércoles, lo mismo se encontraba uno en pleno paseo un colchón abandonado que se acumulaban las botellas rotas y los botes de bebida esparcidos por varios metros a la redonda.

Ayer por la tarde, desde la carretera N-630, se podía inmortalizar una instantánea para el olvido.

Lo primero que se echaba a la cara el visitante de turno a su entrada por el sur en la capital cacereña era una postal de cientos de desperdicios esparcidos por los terrenos del aparcamiento de dicha zona. «Conyser tenía instrucciones precisas para que se limpiase todo lo que es aquella zona. Incluso tenía un acuerdo con Ángel Romero para ocuparse de todo el interior del ferial. No sé a qué se debe esta tardanza, aunque se puede entender que se han juntado varias citas que requerían un operativo especial a la vez, San Jorge y la bajada de la Virgen». La explicación es de Miguel López, concejal de Obras, que no hace un solo reproche a Conyser, empresa concesionaria de limpieza: «Es muy eficaz en los grandes acontecimientos. No tenemos ninguna queja. Es posible que se haya optado por esperar a que se secase la zona antes de limpiarla. El sábado había allí hasta un metro de agua en algunas partes», añade.

Este diario no encontró ayer respuesta en Conyser pese a que trató de contactar a través de su teléfono móvil con Carlos Morán, uno de sus responsables.

Más basura

Más allá del agua, que adelantó el final de Extremúsika al viernes, en el recinto ferial queda la estampa de un terreno marcado por la basura.

Pasear por el antiguo campo de aviación en las últimas horas suponía hacerlo en medio de algo muy similar a un estercolero. Algunos curiosos supervisaban los lugares en los que se concentraban más residuos urbanos en busca de algún objeto de cierto valor o que aún resultase aprovechable.

La actividad, en contra de lo que se pueda pensar, ha sido intensa en las últimas horas allí. El miércoles, día festivo en Cáceres, era el turno de los más ociosos. Unos paseaban a lomos de sus bicicletas y se alejaban lo que podían del área de los aparcamientos, una de las más afectadas por la basura desperdigada. Otros se dedicaban a correr por allí y sorteaban lo mejor que podían los restos de ropa, bolsas de plástico o vidrios que se cruzaban en su trayectoria.

Operarios

Algunos otros incluso se atrevieron el miércoles a colocar su sombrilla y su mesa en pleno campo y pasaron allí la jornada.

Una jornada que fue mucho más activa para los operarios ayer. Varios de ellos se proponían rematar faena, o al menos avanzarla a primera hora de la tarde. Su labor estaba mucho más avanzada que el día anterior, cuando la basura campaba a sus anchas y permitía obtener imágenes escasamente edificantes. Varias de ellas se podían repetir ayer, aunque el trabajo del dispositivo de limpieza, por fin, se dejaba sentir a pie de obra.

«Es que todo eso se tiene que arreglar. Antes o después, pero incluso la parte de los aparcamientos hay que limpiarla como merece. No se puede dejar eso así, y no se hará», subraya Miguel López, que da la cara por la empresa de limpieza: «Insisto en que han coincidido varios acontecimientos a la vez, por lo que quizás haya sido imposible solucionar este asunto antes. Eso y el agua. No hay que olvidar que ha habido zonas absolutamente anegadas», repite.

Un ciudadano, ensimismado y ajeno a lo que tiene ante sus ojos, limpia su coche en plena festividad de San Jorge entre botellas rotas, botas perdidas, restos de tiendas o colchones.

Plásticos, gorras, colchones, latas de cerveza, vidrios, bolsas, camisetas a medias, un calcetín por aquí, algo parecido a un pijama por allá... El mercadillo se trasladaba al ferial en versión de puro desperdicio. Ayer por la tarde, los operarios trataban de completar un trabajo que, casi una semana después del final de la gran cita de Extremúsika, empezaba a dar frutos.

Y seis días más tarde, pese a todo, el paisaje aún estaba muy lejos de la normalidad. Salvo que lo normal sea que en el campo reine la basura.

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