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SOCIEDAD

La tiranía de las aulas

José Sánchez Tortosa, autor de 'El profesor en la trinchera', arguye que la enseñanza actual produce «alumnos tiranos y siervos al mismo tiempo»

RAFAEL HERRERO

Domingo, 20 de abril 2008, 04:00

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A través de una falsa, errónea o vaga concepción de la libertad, a los alumnos de enseñanza media se les han dado unos instrumentos para los que no están capacitados. Lo que pretendía ser una enseñanza liberadora se ha convertido en una educación que produce siervos y tiranos al mismo tiempo. No ya porque tiranicen al profesor, que en algún momento puede suceder, sino porque ellos mismos se imponen su propia ignorancia y, en vez de combatirla, la defienden y se la imponen a los demás».

El durísimo diagnóstico de los estudiantes en los últimos cursos de la ESO y durante el Bachillerato procede de José Sánchez Tortosa, profesor de Filosofía, escritor con una carrera docente a sus espaldas de una década y autor del libro 'El profesor en la trinchera' (La Esfera de los Libros), un clarificador título con el que pretende desperezar a jóvenes alumnos, a sus padres y, por qué no, a los responsables políticos. Los términos belicosos son constantes en la obra toda vez que, argumenta, «los profesores tienen que librar una especie de batalla diaria e ir a la trinchera» para establecer una relación con unos alumnos que, en su mayoría, no comprenden o no están interesados en los que se les cuenta. «La relación que se establece es de antagonistas», apunta.

«La verdadera guerra en las aulas se establece contra la ignorancia de los alumnos -dice sin inmutarse--. El docente a veces no encuentra aliados ni entre los mismos profesores, y tiene enemigos entre los alumnos y los padres». De esta situación, concluye, deriva la frustración de los profesores, «que se encuentran sin armas para dar la batalla a la que están destinados».

El profesor, un obstáculo

La falta de entendimiento es aún más palpable, precisa Sánchez Tortosa, por la forma en que los alumnos perciben al docente, una suerte de enemigo u obstáculo en su trayectoria. «Ven al profesor no como alguien que quiere inculcarles unos conocimientos, sino como a una especie de guarda jurado que les encierra en el aula durante una hora para enseñarles cosas que no les interesan en absoluto». Puntualiza que no todos los alumnos responden a esta escasez de responsabilidad, constancia y esfuerzo, si bien son una minoría. «Los pocos alumnos que responden a ese perfil, dispuestos a aprender, están en una especie de islote heroico en mitad del desierto».

Este profesor arguye que gran parte de estos déficits proceden de la legislación en materia de educación. «El sistema educativo y la autoridad del profesorado se comenzaron a socavar con la ley de 1970, la última del franquismo, se perpetuó con la LOGSE y la actual LOE no ha arreglado nada, porque el espíritu es el mismo», dice. ¿Y qué clase de alumnos imperan? A riesgo de generalizar, señala que una característica común es el de «su carácter huidizo; ante la más mínima dificultad tiran la toalla en vez de hacer un sobreesfuerzo. El propio sistema lo fomenta, en vez de atemperarlo, porque si sabes que vas a pasar de curso aunque deberías repetir, genera un clima en el que el esfuerzo no se valora».

Sánchez abunda en que los escolares actuales son hijos de una generación prácticamente formada en democracia, y eso tiene una consecuencia: «No ven sus derechos como una conquista, sino que creen que se los merecen por el mismo hecho de existir. Eso genera que la otra cara de la moneda, que son los deberes o las responsabilidades, sencillamente no las asuman como deberían. Además, influye mucho el marco de una sociedad mediática como la actual, que formatea conciencias».

Libertad de pensamiento

Para revertir la situación, admite que son necesarias medidas de profundo calado y a largo plazo, entre ellas un pacto de Estado por la Educación. «La idea -reseña¯ no reside tanto en instaurar una 'dictadura' del docente, sino en fomentar una enseñanza que sea capaz de promover en los estudiantes una verdadera libertad de pensamiento; no una falsa libertad, que es lo que se ha producido en los años recientes. Hay que darles los verdaderos instrumentos para que piensen por sí mismos, en vez de decirles 'sois libres'».

Cree que, con la actual educación, se están creando adultos «que votan a fenómenos bastante extravagantes para un festival de música», en evidente alusión a la participación en Eurovisión de Rodolfo Chikilicuatre. «Este ejemplo demuestra el poder del elector, convenientemente formado por un sistema educativo débil y una televisión fuerte». A su juicio, es más que evidente que la autoridad del docente «se debilita cada vez más» y responsabiliza también de ello, aunque sea parcialmente, al papel jugado por los padres. «Han delegado en la escuela su responsabilidad en la educación de los hijos en el sentido personal y humano».

Sánchez Tortosa no oculta cierto pesimismo ante el futuro, aunque deja entrever que todo es posible. Pone el ejemplo francés, donde con un contexto social muy parecido al español, «la educación ha cuidado tradicionalmente mucho el esfuerzo y el nivel académico». «Pero esto en España no sucede», concluye.

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