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Cáceres rescata la figura de Federico Reaño con un parque en Los Fratres
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Cáceres rescata la figura de Federico Reaño con un parque en Los Fratres

Este escritor y militar fallecido en 1927 fue uno de los más destacados hombres de letras de la ciudad durante el primer cuarto del siglo XX

CLAUDIO MATEOS

Miércoles, 26 de marzo 2008, 09:41

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El 16 de julio de 1916 se reunieron en un «fraterno banquete» 130 cacereños principales con un único propósito: homenajear a Federico Reaño García, escritor y militar que contaba entonces 37 años. Tras sólo ocho viviendo en la ciudad (era natural de Talavera de la Reina) había logrado ganarse la simpatía, el respeto y la admiración de quienes le trataron. Hoy, 81 años después de su muerte, el Ayuntamiento reconoce su legado bautizando con su nombre un parque de Los Fratres, el que se encuentra entre la plaza de Noruega y la Torre de Cáceres.

Aquel homenaje quedó plasmado con las firmas de todos los asistentes en un precioso documento de pergamino ilustrado a mano por el pintor Sánchez Varona. Lo conserva como un tesoro Matilde Reaño Osuna, la única de los ocho hijos de Federico que sigue con vida, en su piso de la avenida de Hernán Cortés, donde guarda también otros muchos documentos que dan testimonio de la vida y la obra de su padre, a quien apenas conoció pues murió cuando ella tenía tan sólo seis años de edad.

«Apenas tengo recuerdos suyos, pero conozco bien su vida y las cosas buenas que hizo por los demás», afirma Matilde ante la camilla donde despliega como un abanico viejas fotografías. Su hijo Federico lo corrobora: «Mi abuelo tenía tan buena fama que parece ser que la gente acudía a él para que mediara en las disputas. Debió ser muy buena persona».

Lo cierto es que poco queda de la obra literaria de Federico Reaño. Apenas unos libros manuscritos y unos cuantos recortes de revistas, entre ellas algunas de las que él mismo fundó, como la cacereña Extremadura Literaria o el semanario Renovación.

Una de las personas que mejor conocen su obra es la profesora Mercedes Pulido, promotora de la recogida de firmas que ha dado lugar a que el parque de los Fratres reciba el nombre de Federico Reaño. Ella cree que fue el carácter costumbrista de sus escritos, tan de moda en la España de provincias de aquella época, lo que dio al traste con una posible proyección de futuro.

Antonio Reyes Huertas dijo de él que era «uno de los sucesores de Gabriel y Galán», pese a que disponía de poco tiempo para dedicar a la escritura, en parte por las obligaciones familiares que le generaban sus ocho hijos. Mercedes Pulido apunta una frase al respecto de su amigo Cipriano Campillo: «He visto a Federico escribir con un niño en una rodilla y otro pidiéndole cosas. ¿Qué no escribiría este hombre si pudiera trabajar tranquilo?».

Entre quienes hablaron de su obra y su persona se encuentra también Valeriano Gutiérrez Macías, quien le definió como «excelente escritor, fecundo y festivo, pleno de ingenio, que supo estudiar el alma, las costumbres y el lenguaje de esta tierra bendita, por lo que bien mereció la admiración de los extremeños».

Por su parte, Juan Luis Cordero le dedicó unos versos que comenzaban: «Aunque no es de Cyrano la imagen de este amigo / él sabe de la magia de los sueños en flor / y las bellas quimeras, pues en verdad os digo / que es un hombre sensible, iluso y soñador».

Trayectoria

Federico Reaño era comandante de Infantería cuando falleció el 2 de enero de 1927 a causa de lo que los periódicos de entonces llamaron «una bronconeumonía fulminante». Había llegado a Cáceres en 1908 para casarse con Cristina Osuna. Entre los cargos que ocupó en la ciudad se cuentan el de director de la Academia Cívico Militar, creada en 1913, subdirector de la Caja Extremeña de Previsión Social o redactor jefe de la Revista de Morón y Bético-Extremeña. Era además académico de bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y de la Academia de la Música y Declamación de Málaga.

El destino quiso que con el paso de los años Cáceres olvidara casi por completo la figura de este intelectual. Así fue hasta que en abril del año 2004 Mercedes Pulido presentó en el Ayuntamiento una solicitud acompañada por más de 100 firmas para que se dedicara una calle a Federico Reaño. Después de casi cuatro años de trámites administrativos, el expediente llegó a buen puerto y el pasado mes de febrero el pleno municipal aprobaba no una calle, sino un parque con su nombre. Permanece así viva la memoria de un cacereño ilustre cuya huella a estado a punto de borrar por completo el inexorable paso del tiempo.

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