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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Francisco Téllez se jubila después de más de 60.000 operaciones. Hoy recibirá un homenaje.|ALFONSO
«La primera vez que vi un cuerpo por dentro me fascinó»
FRANCISCO TÉLLEZ DE PERALTA CIRUJANO

«La primera vez que vi un cuerpo por dentro me fascinó»

Ha abierto en canal a miles de extremeños en sus 43 años de cirujano, la mayoría como jefe de servicio en el Infanta Cristina

J. LÓPEZ-LAGO

Sábado, 8 de marzo 2008, 13:44

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Ha instalado 700 marcapasos y recuerda perfectamente el nombre de la paciente y el corazón que 'reparó' por primera vez. Ha dirigido o participado en más de 60.000 operaciones desde que empezó a ejercer como cirujano hace 43 años, la mayor parte de su carrera en Badajoz. «Las manos del cirujano son especiales porque van casi por delante de la inteligencia. La cirugía es ciencia, técnica y arte», declara Francisco Téllez de Peralta (Alicante, 1938), jefe de servicio de Cirugía del Hospital Infanta Cristina desde 1974 y presidente del Colegio Oficial de Médicos durante 12 años.

Se jubiló en enero y hoy sus colegas de profesión y allegados le rinden homenaje durante una comida. Será a partir de ahora cuando al fin se sienta libre y pueda visitar más asiduamente a sus hijos, cuidar de su regadío y navegar en los barcos de sus amigos, ya que reconoce que la forma de vida que eligió «es bastante esclava». Cuenta que con quince años ya vio de cerca un apéndice mientras acompañaba en el quirófano a su padre, Damián Téllez Lafuente.

-¿Qué impresión le causó la primera persona que vio por dentro?

- Me fascinó. Y todavía disfruto con esto porque es lo que he hecho toda la vida. Si por mí fuera, seguiría trabajando.

-¿Qué es lo que más le fascina del cuerpo humano?

-El sistema interno. Nosotros tenemos dos sistemas nerviosos, el que nos permite relacionarnos con el exterior mediante los sentidos y el sistema nervioso autónomo, que no se ve y gracias al cual vivimos felices. Es el que nos indica cómo andar o cuándo debe segregar esta sustancia aquella glándula y gracias a él podemos vivir sin preocupaciones. Lo permite el sistema neuroendocrino y las intervenciones sobre esto siempre me han gustado mucho.

-¿Hay alguna operación concreta de la que se sienta especialmente orgulloso?

-Los cánceres de esófago, por su complejidad. Hay que quitarle el esófago al paciente y restablecerle el tránsito en algunos casos subiendo el estómago hasta el cuello para que pueda comer. Duran seis o siete horas.

-¿Le han confesado muchas últimas voluntades sus pacientes antes de entrar en quirófano?

-No, nunca, lo que sí he visto es que algunos han salido huyendo por miedo insuperable. Y claro, en contra de su voluntad no podemos operarlo y hay que volver a hablar con él. Cuando preguntan si se morirán hay que explicarles que lo vamos a operar precisamente para intentar que no se muera. En cualquier caso hay que decirles también que morir morimos todos, lo que pasa es que afortunadamente nunca sabemos cuándo, porque si no sería demasiado doloroso.

-¿Qué reacciones se ha encontrado ante la temida frase de 'hay que operar'?

-Es variable. Algunos me dicen 'doctor, aquí estoy yo, haga usted lo que quiera. Yo soy la carne y usted el cuchillo'. Eso se dice mucho en Extremadura.

- ¿Está de acuerdo con que la anestesia ha cambiado el rumbo de la medicina radicalmente?

-Totalmente. La anestesia duerme al enfermo y lo deja en condiciones perfectas sin problema de ningún tipo. La cirugía ha avanzado gracias a ella y ese cambio lo he conocido yo. Recuerdo cuando se usaba el éter y otros mejunjes peligrosísimos porque si te pasabas de dosis con los vapores se podía dormir el paciente y el cirujano. Con la anestesia moderna, el postoperatorio se lleva mucho mejor y además permite operar a enfermos más graves.

-Antes de la anestesia operar sería algo entre lo heroico y lo milagroso, ¿no?

-Yo he amputado piernas congelándolas. Se ponía un torniquete para que no saliera sangre y se rodeaba durante unas dos horas la pierna con bolsas de hielo para que no doliera. La última vez que empleé este sistema sería a finales de los años cincuenta.

-¿Qué más cosas han cambiado desde que usted empezó a operar?

-Sobre todo el diagnóstico gracias a los métodos de imagen, como la resonancia magnética, los TAC, los nuevos TAC-PET, etcétera. Ahora hay unos aparatos tan buenos que el diagnóstico es muy fácil hacerlo. Antes se decía que con el color y olor de la orina se diagnosticaban muchas cosas. Imagínate la diferencia entre esto y ver el cuerpo en imágenes.

-¿Para usted el funcionamiento del cuerpo se acerca más a lo científico o a lo milagroso?

-A lo científico, claro. Por eso todos estamos hechos igual.

- Usted ha estudiado en Cádiz, Sevilla y Madrid, ¿qué le ha retenido en Badajoz para ejercer aquí su carrera?

-Ser extremeño, porque yo nací en Alicante por la guerra, pero mi padre y mujer son extremeños, así que no me ha costado ningún trabajo quedarme en Badajoz, aunque gané algunas oposiciones en Madrid.

- ¿Qué opina de operaciones no imprescindibles como las de cirugía estética?

- Aquí las necesidades a lo mejor son sicológicas. En cualquier caso algunas entrañan su riesgo, hay muchos ejemplos.

- ¿Ve series de televisión de médicos, tiene alguna favorita?

- Sí, me gustan. Las veo con mi familia y hasta participo intuyendo lo que va a pasar y haciendo comentarios. Me gusta House y Hospital Central. Esta series surgieron en Estados Unidos porque allí era muy delicado ejercer la profesión, ya que ante cualquier fallo podían acabar en la cárcel. Se empezaron a hacer para que los jóvenes los vieran como héroes y quisieran dedicarse a la medicina.

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