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los trámites, complejos y lentos

Muchas herencias de emigrantes extremeños pasan al Estado al no hallarse herederos

Un tío rico de América hizo millonarios en 2006 a dos sobrinos de Don Benito que ni lo conocían. Los trámites para la reclamación del patrimonio son complejos, lentos y costosos

JULIÁN LEAL

Lunes, 25 de febrero 2008, 12:24

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No es un cuento, una de esas fábulas que van de boca en boca sin base real. La historia del pariente que emigró a América y al morir ha legado una fortuna a unos parientes que desconocían su existencia suena a mito, pero es real y auténtica. Este caso se ha dado no hace mucho y ha convertido en millonarios, de repente y sin esperarlo, a dos extremeños. Son sobrinos y únicos herederos de un hombre nacido en Don Benito que marchó a Argentina y se convirtió en un próspero empresario con negocios en Buenos Aires.

Los dos familiares beneficiados han sido doblemente afortunados. Una vez, por ser los únicos familiares vivos con derechos sobre los bienes del fallecido. Y una segunda por haber tenido la suerte de ser localizados, lo que no siempre sucede.

Cada año mueren alrededor de 60.000 españoles residentes en el extranjero sin que sus herederos legítimos lleguen a cobrar la herencia. Los mismo sucede con los extranjeros que fallecen en España, lo que hace que al año queden sin adjudicar entre 20.000 y 50.000 millones de euros en propiedades y dinero líquido, señaló el abogado Pedro Fernández.

Basándose en datos estadísticos, el titular del bufete PF&Asociados, especializado en los trámites y gestión de herencias, informó de que unos 80.000 españoles que residían en el extranjeros o extranjeros con domicilio en España fallecen cada año, lo que da lugar a expedientes testamentarios cuya resolución entraña cierta complejidad.

Del total de fallecidos, prácticamente un tercio tiene como beneficiarios de sus herencias a españoles, al tiempo que la mitad deja su patrimonio en territorio español. Del total de bienes en herencia, sólo una cuarta parte de los legados, casi 21.000, se terminan adjudicando. «El resto, torno a 60.000, acaban en manos del Estado, de los bancos o de oportunistas aprovechados», puntualizó Pedro Fernández.

El bufete que dirige el abogado madrileño gestiona numerosos casos de españoles que emigraron al extranjero y que al fallecer dejan herencias sustanciosas. «Al gunas de ellas ascienden al millón de euros», puntualizó.

La mayor parte de los casos que se le encomiendan están relacionados con personas de Galicia, Asturas y Extremadura. Algo lógico teniendo en cuenta que son las comunidades con mayores flujos de emigrantes.

Herencias perdidas

Un elevado número de herencias de extremeños fallecidos en el extranjero quedan sin adjudicarse todos los años al no ser reclamada por sus legítimos herederos o no existir éstos. Normalmente los bienes están constituidos por dinero líquido en cuentas corrientes, con saldos que, como media, rondan los 600.000 euros, dijo el abogado.

Los patrimonios inmobiliarios, formados por viviendas o tierras, son menos habituales. «Este tipo de bienes es más normal cuando se trata de extranjeros que residen en España», puntualizó Pedro Fernández.

El despacho PF&Asociados ha tramitado en los dos últimos años 126 expedientes de declaración de herederos y otros 37 de causantes, todos ellos relativos a personas de origen extremeño con familiares en la comunidad. «En este año tenemos la gestión de cuatro nuevos expedientes de herederos», puntualizó el abogado madrileño.

De las gestiones realizadas por este bufete, la más llamativa que recuerda Pedro Fernández se llevó a cabo en el 2006. Desde Argentina una persona les encomendó la ejecución de una testamentaría relativa a un extremeño natural de Don Benito, que falleció en el país suramericano, cuya herencia reclamaba.

El procedimiento permitió conocer que el finado tenía acumulados 11 millones euros en diferentes cuentas corrientes. Parte de esa cantidad estaba depositada en una Caja de Ahorros extremeña y en la sucursal del Banco de Gibraltar en Miami.

Pero no fue ese importante capital lo único que sacaron a la luz las averiguaciones. «En Don Benito encontramos a dos sobrinos del fallecido que terminaron adjudicándose tres millones de euros en dinero líquido», comenta Pedro Fernández.

Este letrado sospecha que el montante de los bienes del fallecido era mucho mayor, ya que se trataba de un importante empresario con florecientes negocios en Buenos Aires. «Estoy convencido de que había mucho más dinero para repartir, pero en cualquier caso se rescató una importantísima suma», puntualiza.

Los herederos extremeños nunca llegaron a conocer al causante ni tenían idea de su existencia. Pero gracias a ese tío lejano, al tío de América, se vieron convertidos en millonarios de la noche a la mañana. Obligado a mantener la confidencialidad, Pedro Fernández declinó facilitar la identidad del fallecido y sus familiares.

Aunque no recordaba muchos detalles, el abogado hizo referencia a otro caso de un extremeño residente en Francia que al morir dejó un patrimonio valorado en 7 millones de euros.

Otro hecho también singular, aunque no referido a Extremadura, se ha dado hace un mes, cuando el banco alemán Hoeder Bank buscó y encontró en España a un heredero, sobrino del fallecido, que cobró más de 30 millones de euros. «Tampoco en este caso el beneficiario tenía conocimiento de la existencia del familiar que le ha convertido en multimillonario».

Trámites complejos

La escasa normativa internacional sobre dónde se deben tramitar las liquidaciones y a quién se deben adjudicar los bienes de los fallecidos extranjeros da lugar a procesos legales complejos. A este hecho se une el «desconocimiento por parte de los herederos de la situación del difunto, de ahí que muchas herencias queden sin adjudicarse o se liquiden por un importe menor», puntualizó.

En el caso de Europa, casi todos los países contemplan en sus leyes que son competentes cuando la persona fallecida reside en el país, lo que genera una situación de duplicidad de competencia. Los convenios suscritos con Francia, Grecia y Suecia evitan la doble imposición y establecen normas de asistencia administrativa recíproca en materia de impuestos sobre las herencias.

La existencia de estos acuerdos, suscritos durante la dictadura de Franco y los únicos existentes de esta naturaleza, facilitan los trámites en esos países, aunque, advierte Pedro Fernández, «casi siempre resultan complicados y requieren mucho tiempo y dinero».

Según explicó, las legislaciones nacionales relativas a herencias son muy heterogéneas. Cada país establece dónde y cuanto hay que pagar el impuesto de sucesiones. «En unos países se paga donde residía el finado, en otros, donde era natural y en otros donde falleció. Hay de todo, porque es una cuestión relacionada con la soberanía», señaló Pedro Fernández.

Igual sucede con la cuantía de la tributación, con porcentajes muy diversos. En Francia puede oscilar entre el 55% y el 65% del importe de los bienes. Cuando se trata de reclamar las herencias en el país galo se intenta, en aplicación del convenio existente, que la tributación sea en España, donde el porcentaje es del 18%.

Para el Estado

El Código Civil español establece que la declaración de herederos debe realizarse en España. En Francia y Alemania los notarios ofrecen a terceros información sobre las herencias, aunque las declaraciones también se realizan en el propio país.

En España, las entidades bancarias no tienen obligación legal de buscar a los herederos de aquellas cuentas denominadas en 'curso de abandono', por lo que, si los herederos no las reclaman, al trascurrir 10 años deberán ser entregadas al Estado.

El abogado señala que no faltan casos en que empleados avispados de las entidades bancarias se benefician de la situación de esas cuentas corrientes inactivas. «Entretanto se descubren a los herederos, algunos 'vivos' manejan los fondos en su provecho», comentó.

Los funcionarios públicos están obligados, pero cualquier persona puede comunicar a la Administración el fallecimiento de quien carezca de herederos legítimos sin haber otorgado testamento. El Estado, beneficiario de los bienes del causante, premia al informante con el 10% de los bienes.

El resto del patrimonio se reparte entre diversos organismos e instituciones, entre ellos la Diputación provincial y el Ayuntamiento de la localidad donde tuviera su residencia el fallecido.

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