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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
El inicio de curso obliga cada mes de septiembre a las familias a realizar un importante desembolso económico en material, que ahora se van a ahorrar. / HOY
Libros de texto gratis y usados
REGIONAL

Libros de texto gratis y usados

Apoyo general a la gratuidad, pero se duda del sistema por las pérdidas de las librerías y, curiosamente, las posibles desigualdades Otras comunidades aplican el sistema gratuito del cheque-libro

PABLO CALVO

Domingo, 24 de febrero 2008, 19:11

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«Habrá que acostumbrarse a los libros con manchas de Bollycao», asegura José Luis Caro, medio en broma, medio en serio, al analizar la medida que la Consejería de Educación pondrá en marcha a partir del próximo curso: libros de texto prestados a todos los alumnos para garantizar la gratuidad de la enseñanza obligatoria. Se acabó la preocupación de los padres cada inicio de curso cuando llegaba el turno de adquirir los libros. «Mis padres tiemblan en septiembre», dice Virginia Pérez, a las puertas del Instituto El Brocense, en Cáceres.

Educación calcula que los libros gratis, en régimen de préstamo, alcanzarán a la totalidad de los alumnos de Primaria y Secundaria en tres años. El próximo curso, estima, ya llegarán al 50% de los estudiantes.

En realidad, Extremadura practica desde hace tiempo el préstamo de los libros de texto, pero hasta ahora ha estado restringido a las familias con menos recursos económicos. Hasta el presente curso, han tenido derecho a ellos las que ingresan menos de 16.461 euros anuales si se tiene sólo un hijo, o 19.525 euros para las familias de cuatro miembros. Los colegios e institutos han ido componiendo sus propios bancos de libros, que cada curso se entregan a los hijos de familias más necesitadas, pero según Concapa (Confederación Católica de Padres de Alumnos), 175 centros de Primaria del ámbito rural ya disfrutan por esta vía de libros de texto gratis en calidad de préstamos.

La extensión de la medida al conjunto de los estudiantes no es nueva tampoco. Fue puesta en práctica por primera vez en Castilla-La Mancha, en 2001, y ahora se aplica en ocho comunidades autónomas. La última ha sido el País Vasco, que ha introducido la novedad de un canon del 25% que deben abonar las familias por el previsible deterioro del material.

La Consejería de Educación extremeña reconoce que los detalles del sistema de préstamos aún se están definiendo, por lo que no concreta aspectos como el tiempo de vida de los libros (normalmente se renuevan cada cuatro años); si su adquisición la primera vez la harán los centros escolares o los padres a través de un cheque-libro; o qué sucederá con la etapa Infantil, en la que el material está diseñado para ser coloreado o hacer ejercicios en ellos, sin posibilidad de reutilización. También Freapa (Federación de Padres de Alumnos) ha solicitado que la implantación progresiva de la gratuidad se haga por ciclos y no por umbrales de renta, cuestión aún sin definir.

Matices

Los padres han recibido con clara satisfacción el anuncio hecho por Eva María Pérez, titular de Educación. No en vano, en 2002 Freapa recogió 55.000 firmas de apoyo a la gratuidad de los libros de texto. Pero hay matices.

La postura oficial de Concapa, que también reclama libros de texto gratis, es que «el mejor sistema es que las familias reciban una cantidad de dinero o que se les devuelva el importe abonado». Es decir, nada de préstamos, sino el cheque-libro que está utilizando la otra media España, y que facilita dos cosas: libros nuevos y no perjudicar al sector librero. Su presidente en Extremadura, Rafael Ramos, se manifiesta más flexible. «Todo lo que ayude a las familias, viene perfectamente. A partir de ahí, se pueden buscar otras maneras. Se pueden comprar libros nuevos, pero las familias deben ayudar en todo lo que puedan a la Administración, que somos todos. Lo primero es la familia», resume.

Desde las librerías, más que matices, se ponen objeciones, y están basadas en la experiencia de los libreros de las comunidades donde ya se aplica el sistema de préstamo. En Andalucía, un estudio de la Asociación de Editores concluye que «la implantación de este modelo en 1º y 2º de Primaria ha obligado a cerrar a un 5% de las librerías, y la ventas han caído un 6%». En Galicia, donde el préstamo se implantó en 2003, la Xunta ha anunciado la revisión del sistema tras observar un impacto negativo en el sector de editores y libreros.

José Luis Caro, que propone acostumbrarse a los textos con manchas de Bollycao, es propietario de la Librería Colón, en Badajoz, y su diagnóstico va en esta línea. «Es un palo más para las librerías, vamos a tener que solicitar un canon también nosotros para poder subsistir». Intuye, sin embargo, que el «palo al principio será más fuerte, pero luego no tanto, porque muchas familias van a seguir queriendo comprar los libros a sus hijos para que los tengan nuevos. La Administración va a quedar bien, porque podrá decir que ahí están los libros gratis para todo el que lo quiera, pero otros los sacarán de las librerías». La consecuencia, a su juicio, es que «van a existir más desigualdades, como antaño: el pobre, con libros prestados, y el que puede, se los compra».

En países como Francia se ha denunciado precisamente el aumento de las desigualdades sociales por este hecho. Es la paradoja de una medida que la Consejería de Educación ha presentado como «garantía de la igualdad de oportunidades» de todos los alumnos, y a la que se van a destinar 9 millones de euros, la mitad de ellos aportados por el Ministerio de Educación (MEC).

Adrián Vivas, presidente autonómico de CSI-CSIF, saluda la unificación de las dos convocatorias de ayudas que había hasta ahora (Junta y MEC), pero también expresa sus dudas. «Se pueden establecer dos tipos de alumnos: los que tienen libros nuevos y los que no», asegura, aunque tampoco le gustan las ayudas sólo a los niveles de renta más bajos «porque existe cierta picaresca». La opinión del sindicato mayoritario entre los docentes es que se garantice la gratuidad hasta incluso los 18 años.

Nadie, en cualquier caso, ni siquiera los libreros, discute que el paso dado es positivo en lo que significa de ahorro para las familias en un tramo de enseñanza obligatoria. La gratuidad ya es una conquista irreversible. «Tenía que haber llegado antes porque los libros de texto son como un impuesto más que pagan los padres por tener hijos», asegura Tomás González, propietario de TodoLibros, en Cáceres, que sí ve bien el sistema de préstamo de libros usados. «Sé que la mayoría del colectivo es contrario, hay mucho debate al respecto, pero no han conseguido convencerme».

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