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CELIA HERRERA
Domingo, 27 de enero 2008, 13:16
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Si uno va disfrazado de romano, obtiene un descuento del 50% en el precio. Es la ventaja de entrar en unas termas romanas que acaban de inaugurarse en Aljucén.
'Bene lava' (buen baño), reza un mosaico de bienvenida antes de internarse en la penumbra del interior de las nuevas termas, diseñadas por el arqueólogo Santiago Feijoo siguiendo el modelo de los baños romanos.
Una vez dentro, es imposible no relajarse. Música suave, luz tenue con velas rodeando las piscinas, y una lechuza echa a volar desde el ciruelo en cuanto nos asomamos al jardín, ahora salvaje, pero que en el futuro será un vergel de plantas aromáticas.
El origen del proyecto fue un capricho, reconoce su promotora, Noemí Cabalgante. «Siendo de Mérida, y viviendo con un arqueólogo, es fácil darse cuenta de lo bien que vivían los romanos. Y nos encaprichamos con la idea de contar con unas termas en nuestra propia casa», recuerda.
Y con ese encaprichamiento fue como decidieron emprender el proyecto de construir unas termas romanas en plena Vía de la Plata, completando la iniciativa con un alojamiento rural que han construido en una casa tradicional de Aljucén, con vistas al parque natural de Cornalvo.
Fiel al espíritu romano
Las termas, y todo el entorno, lo han ambientado de la forma más fiel posible al diseño de los baños romanos, utilizando materiales nobles y naturales como el mármol, o el 'opus signinum' en el pavimento del atrio, un mortero de cal, arena y ladrillos machacados hecho por ellos mismos.
Las termas constan de cuatro espacios, formados por tres piscinas de diferentes temperaturas con una sala entre ellas, el 'tepidarium', donde se puede conversar o jugar al 'alquerque', un juego de época romana parecido al 'tres en raya'. Los fines de semana también se ofrecen masajes.
Frío, templado, caliente
El espacio también cuenta con el 'caldarium', compuesto por dos piscinas, de agua templada y agua fría. Después se puede pasar a la piscina caliente (entre 36º y 38º), o sumergirse en el 'frigidarium', a pasar frío, aunque un frío necesario, según los expertos.
El circuito natural empezaría con una inmersión en la piscina de agua fría, después en la templada y al final en la caliente.
Pero el orden de los factores no altera el resultado. Según la experiencia de Noemí, lo mejor es comenzar con la templada, pasar luego a la fría, y terminar en la caliente. «Y luego vas flotando por la terma. Te quedas como nuevo», asegura la propietaria.
También son obra de Noemí Cabalgante los mosaicos que adornan el interior de las termas, siendo el más destacado la reproducción de uno original encontrado en Italia.
Rodeando la figura principal se encuentran cuatro alegorías que representan las virtudes que los propietarios de las termas quisieran recuperar: la 'Hilaritas', que representa la alegría de vivir; la 'Liberalitas', el dar sin esperar; la 'Munificentia', que representa la generosidad; y 'Felicitas Temporum', la alegoría de la felicidad.
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