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¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
Los vecinos estrellan nabos contra el popular pesonaje en su salida de ayer por las calles de Piornal. / PALMA
Ajusticiamiento en Piornal
'jarramplas'

Ajusticiamiento en Piornal

Jarramplas es castigado hoy con el lanzamiento de miles de nabos en la localidad vallense. La primera salida tiene lugar a la puerta de la iglesia, tras la misa por San Sebastián

PILAR ARMERO

Domingo, 20 de enero 2008, 13:56

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Full contact, gimnasio y carreras han sido la rutina de Mario Vicente Hernando en los últimos días. El chico ya es de por sí deportista, pero ha endurecido el entrenamiento para asegurarse la mejor forma física posible. Sobre todo, de cara a hoy, que tendrá que soportar durante horas el peso de 55 kilos encima de su cuerpo.

Eso en seco. Según vaya mojándose irá aumentando hasta, por lo menos, 60.

Es lo que pesarán la máscara, los protectores, el tambor y el traje de cintas que Jarramplas tiene el orgullo de vestir este año. Los empapará el jugo de los miles de nabos que van a estrellarse contra su figura. Ocurrirá a lo largo del día. Todas y cada una de las veces que haga una salida por Piornal, que hoy celebra su fiesta más grande.

A Mario, la empresa de seguridad en la que trabaja le ha dado 15 días de vacaciones por esto de ser el protagonista del cotarro. Los ha utilizado para prepararse y dar el do de pecho en el que sin duda será uno de los días más importantes de su vida. Llevaba diez años esperándolo, apuntado en una lista en la que muchos se inscriben cuando apenas levantan dos palmos del suelo. Son tantos los piornalegos que quieren ser Jarramplas, que los niños se hacen hueco con tiempo suficiente para asegurarse tal honor.

El que lo tiene este año hizo una promesa, evidentemente irrevelable, y pidió turno nada más cumplir la mayoría de edad. Le toma el relevo de esta manera a su bisabuelo, Baldomero Vicente, único precedente 'jarrampleño' en la familia.

Pertenecía a otra generación. La que no utilizaba petos, ni rodilleras, ni espinilleras para enfrentarse a la multitud que cada enero, en torno a los Santos Mártires, salía a la calle del frío pueblo vallense para desempeñar a la perfección el papel de justicieros. De vecinos dispuestos a acabar con el Jarramplas ladrón, al que sorprendieron robando oganado.

Una cosecha difícil

El antepasado de Mario ya no está para contar cómo se vivía aquello. Pero lo hace por él Cirilo Gutiérrez, de 78 años, en cuyo currículum figura que ha sido Jarramplas tres veces. «Nos poníamos tres chaquetas, una pelliza, dos pantalones de pana y una bufanda que nos daba unas cuantas vueltas a la cabeza». Encima de este atavío iban la máscara y el traje de cintas. Sin más. A cuerpo prácticamente gentil, si se tiene en cuenta que el personaje sale a la calle para recibir un literal acribillamiento de nabos.

Pero eran otros tiempos y no se tiraban piezas tan grandes ni con tanto vigor como ahora, que resulta imprescindible asegurarse físicamente. Por eso a Mario le ayudaron a ponerse ayer todas las corazas posibles, incluidas las que protegen las partes pudendas. Él mismo se vendó las manos con las que no dejó de tocar el tambor, desafiando los impactos.

La historia se repetirá hoy. La diferencia es que el sábado solamente recorrió la distancia que separa su casa, en la calle La Cuesta, de la picota del pueblo, mientras que desde que se acabe la misa de once de esta mañana hasta que caiga la noche tendrá que enfrentarse al pueblo cuantas veces pueda. Hasta que aguante.

De la sesión de ayer salió indemne. Fresco como una lechuga. Fue el primero en hacer el paseíllo y le fueron relevando sus amigos y mayordomos de este año, que iban apareciendo en distintos puntos del pueblo cuando se les daba el aviso de que el anterior había cumplido con su sesión.

Eso solamente ocurre el 19, víspera de San Sebastián, porque hoy el protagonista absoluto es Mario. El único Jarramplas de 2008.

Cuando esta noche pueda, por fin descansar de este sueño tan esperado, sentirá las magulladuras que los nabos han producido sobre su cuerpo. Hasta 14.200 son los que ha comprado en esta edición el Ayuntamiento de Piornal, a un cultivador de Jarandilla de La Vera. La cosecha escasea y los responsables municipales se ponen cada año las pilas para encontrar tan preciada pieza de la artillería popular.

Iluminada Pérez, concejala de Festejos, recuerda que ha habido veces que han tenido que comprarse en Ávila porque no se encontraban más cerca. Si la remesa verata llega a fallar algún día, los piornalegos removerán Roma con Santiago para encontrarlos.

Lo que no volverán a hacer, seguramente, es comprar remolacha de mesa, como en 2002, para evitar el impacto visual que produjo el rojo intenso de la hortaliza sobre paredes y personas, que parecían ser los auténticos protagonistas de 'La matanza de Texas'.

Si es su primera vez

Independientemente del color que tengan, lo que está claro es que con los nabos hay que tener mucho cuidado. Especialmente si no se pertenece al pueblo o es la primera vez que se acude al festejo. Las recomendaciones de los expertos son, primero, que no se lancen desde lejos porque así no se consigue golpear a Jarramplas, que es el objetivo, sino castigar a alguien que no tiene ningún interés en convertirse en víctima y que seguramente se enfadará muchísimo; segundo, acudir con calzado adecuado para minimizar el riesgo de resbalar y caer.

Es posible que Mario Vicente resbale hoy. Mantener el equilibrio en un suelo lleno de nabos partidos, con 60 kilos a cuestas y una máscara feroz cubriendo la cara no es nada sencillo, por muy muy buena preparación física que se tenga. Si sucede, le ayudarán a levantarse, porque las protecciones no le permiten hacerlo solo.

De todas maneras, no estaría de más que la semana que viene, cuando vuelva a su puesto de vigilante en el hospital placentino 'Virgen del Puerto', pida que le echen un vistazo.

Pero sólo a las magulladuras del cuerpo porque el espíritu lo tendrá más fortalecido que nunca.

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