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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
El director del programa, David Álvarez, imparte una clase en una de sus visitas a Baní.|CEDIDA
Música para cambiar vidas
REGIONAL

Música para cambiar vidas

Profesores pacenses desarrollan un programa de educación artística para niños en la República Dominicana

M.ELENA MELLADO |

Viernes, 11 de enero 2008, 11:03

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Es la primera vez que Junior sale de la barriada chabolista de Baní en República Dominicana, pero lo hace a lo grande. En pocas horas actuará en uno de los teatros más importantes de la capital. Allí tendrá la oportunidad de demostrar ante el público, y con el resto de sus compañeros, lo que ha aprendido en los talleres de educación musical que impulsa un grupo de profesores pacenses a través de la asociación Areítos, Músicos para el desarrollo.

Junior es uno de los niños que asisten todas las semanas a las clases del CEDAS (Centro de Desarrollo y Asistencia Social) que la ONG Adasec de Badajoz (Asociación de Ayuda Social, Ecológica y Cultural) ha construído en esta zona con la cofinanciación de la Junta de Extremadura. Allí recibe clases de danza, canto, pintura, percusión... que vienen a complementar la acción que esta organización no gubernamental hace con los niños apadrinados por extremeños, proporcionándoles comida y sanidad.

Gracias a estos pacenses, chicos de entre 8 y 13 años, que han nacido en un ambiente de pobreza casi extrema entran en contacto con las expresiones artísticas. Por primera vez tienen en sus manos un instrumento musical y la libertad de poder sacar todo el partido a su creatividad. Areítos trata de darles «la oportunidad que, como mínimo, se merece cualquier niño», tal y como lo explicaba David Álvarez Bueno, director del programa. «Trabajamos con dos cosas fundamentales como son la niñez y el arte. El niño puede, independientemente del ambiente que le rodea, vivir al margen de todo y explotar su potencial a través del arte». Y ese es el fin de la asociación: usar el arte para desarrollar la potencialidad de los niños en su más amplio sentido.

Aparte de aprender a tocar un violín, una flauta o una guitarra, las clases de música les aportan mucho a su autoestima y estimula en ellos valores como el trabajo en equipo y la constancia.

Instrumentos donados

Hasta hace unos meses los pequeños músicos sólo podían ensayar con las flautas y los instrumentos que ellos mismos fabrican sacando partido a lo que tienen a su alrededor. Pero poco a poco y gracias a las donaciones y al dinero recaudado en diferentes galas y conciertos benéficos, cada vez está más cerca de la realidad la idea de crear una banda y una orquesta sinfónica.

El verano pasado entró en esta escuela de música de República Dominicana una remesa con 60 instrumentos nuevos comprados con el dinero recaudado por toda la región. Pero hasta las manos de los dominicanos llegan también instrumentos usados, como el de Alba Pulido, de Badajoz, que fue la primera persona que donó un instrumento. En este caso un violín que ya le quedaba pequeño. También se han donado guitarras, violonchelos, violas,... y hasta una tuba que se consiguió hace unas semanas en un recital benéfico en Villafranca de los Barros.

Ahora mismo hay 50 chicos que le sacan melodías al violín de Alba o a la tuba de Villafranca. Serán muchos más si los extremeños se animan a donar instrumentos musicales y más aún cuando la zona se recupere del azote de los huracanes que asolaron la barriada este verano.

Sensibilización

Pero el trabajo de esta asociación no se queda en la labor realizada con los chicos en República Dominicana con profesores de música de aquel país. Los cuatro docentes pacenses que coordinan el proyecto y recaudan fondos para el mismo viajan siempre que pueden hasta allí para comprobar in situ el funcionamiento de su proyecto. Graban en vídeo las mejorías de los aprendices de músicos y luego las proyectan por los centros educativos y los conservatorios de Extremadura. «Si los niños de aquí ven lo que a través del arte pueden hacer los chavales de allí en seguida se identifican con ellos», comentaba el director del programa. «De esa manera estimulamos su sensibilidad y su solidaridad».

Y el método da resultado ya que consiguen que en muchas aulas se apadrine a un niño que luego asistirá a las clases de música, o que entreguen la guitarra vieja que ya nadie utiliza en casa. Así, los instrumentos recobran una nueva vida al otro lado del Atlántico y abren un horizonte de posibilidades a los niños de República Dominicana.

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