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Comienzan a cambiar los letreros de las diez calles con nombres franquistas
CACERES

Comienzan a cambiar los letreros de las diez calles con nombres franquistas

Los primeros en desaparecer han sido los de Belchite, Santa María de la Cabeza y Brunete, todos en Aguas Vivas, que ya se llaman Zaragoza, Huesca y Calatayud Hoy continuarán por la plaza Alféreces Provisionales y la calle General Yagüe

CLAUDIO MATEOS

Martes, 11 de diciembre 2007, 13:51

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Rita Álvarez lleva viviendo más de la mitad de sus 81 años en la misma casita del barrio de Aguas Vivas. Ella sabe que Santa María de la Cabeza fue la esposa de San Isidro Labrador, pero no que el motivo de que su calle se llame así no es religioso, sino político. También era el nombre del santuario de Jaén donde entre septiembre de 1936 y mayo de 1937 las tropas republicanas asediaron y capturaron a varias decenas de guardias civiles rebeldes, convertidos después en héroes nacionales por la historiografía oficial del franquismo.

Santa María de la Cabeza es una de las diez calles de Cáceres con referencias franquistas que el Ayuntamiento ha ordenado cambiar de nombre, una decisión que comenzó a materializarse ayer en Aguas Vivas con la sustitución de los letreros en las tres primeras: la calle Belchite, que pasa a llamarse calle Zaragoza; la calle Brunete, que adopta el nombre de Calatayud, y la ya mencionada Santa María de la Cabeza, que desde ayer es la calle Huesca.

Pedro Vivas, Vidal Corbacho y Pablo Emborujo son los tres miembros de la brigada municipal de obras encargados de cambiar los letreros de las calles. Ayer, mientras trabajaban en Aguas Vivas, nadie les dijo nada ni se quejó, aunque a ellos más que la vertiente política del asunto lo que les interesa es que el trabajo quede bien y no dañar las fachadas de las casas donde van incrustadas las placas, que en realidad no son tales, sino azulejos con el nombre de la calle pintado en azul.

Las del centro

Aun así, los cambios en las calles más céntricas y de mayor tránsito de peatones, como son General Yagüe y la plaza Alféreces Provisionales, prefieren hacerlos a primera hora, cuando haya poca gente. Está previsto que, desde esta misma mañana, esas dos vías se conviertan en la calle Obispo Ciriaco Benavente y la plaza de Hernán Cortés.

A lo largo de esta semana completarán el trabajo de sustitución de los letreros y la calle Capitán Luna pasará a ser Ceclavín, General Quipo de Llano se llamará Río Po, la calle División Azul tomará el nombre de Tintoretto, 18 de Julio será Cayo Norbano Flaco, y por último General Varela se convertirá en la calle Río Elba.

La brigada de obras tiene también el encargo de retirar las placas de la travesía Héroes de Baler, que pasa a llamarse calle de la Cruz Roja, aunque en este caso el motivo no es su origen franquista ¯hace referencia a la guerra de Filipinas¯, sino evitar confusiones con la avenida Héroes de Baler, que sí se mantiene en el callejero de la ciudad.

Ayer por la mañana los pocos vecinos que transitaban por el tranquilo barrio de Aguas Vivas se mostraban más bien indiferentes al cambio de nombre de tres de sus calles. Su preocupación era más postal que política, ya que se verán obligados a modificar su dirección en un sinfín de empresas y administraciones, por no hablar de las agendas de amigos y familiares.

Una de las afectadas directas es Julia Bello. Desde hace 26 años vive en el número nueve de la calle Santa María de la Cabeza, que desde ayer lleva el nombre de Huesca. «Bueno, es más corto, pero tenemos una empresa de transportes con esta dirección y cambiar será un gran trastorno porque aquí nos llega todo el papeleo», afirmó.

Reparto de cartas

Evitar alteraciones en el reparto del correo será tarea de Rocío Borda, la cartera que desde hace un mes se encarga de esa zona, y que ya se sabe de memoria los nuevos nombres de las calles. No cree que vaya a haber ningún problema, porque los carteros están bien informados y porque también se están tomando medidas desde la administración. «Las cartas oficiales de Iberdrola o Telefónica ya hace tiempo que llegan con los nuevos nombres de las calles», señaló.

Los vecinos de estas 11 calles cacereñas tendrán que acostumbrarse cuanto antes a la nueva nomenclatura de sus domicilios, lo cual puede suponer una molestia para muchos de ellos pero a Rita Álvarez, que vivió la Guerra Civil, el cambio le importa más bien poco: «Que hagan lo que quieran, si ya nadie escribe cartas, y a mí lo único que me llegan son las citas del hospital para que vaya a la revisión».

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