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Badajoz: zona cero, 1997
REGIONAL

Badajoz: zona cero, 1997

Se cumple una década de la riada sin precedentes que azotó la ciudad y que ocasionó la muerte de 21 vecinos del Cerro de Reyes. En Valverde de Leganés también fallecieron tres personas

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Viernes, 9 de noviembre 2007, 19:58

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En la ciudad de Badajoz y en el barrio de Cerro de Reyes, situado en la confluencia de los arroyos Rivillas y Calamón, se ha producido una verdadera catástrofe con la pérdida de 21 vidas humanas hasta la fecha, y decimos hasta la fecha, porque según el parecer de responsables de seguridad, se teme que el número de muertos sea aún mayor. A la cifra de víctimas de la capital pacense se unen las tres mujeres fallecidas en Valverde de Leganés». Con este aviso, el Servicio de Protección Civil e Interior extremeño ponía punto y final al documento redactado para informar sobre las actuaciones llevadas a cabo con motivo de las inundaciones de 1997. Para muchos ciudadanos extremeños ese punto y final no era más que la confirmación de una pesadilla de la que tardaron meses en despertar y que todavía hoy les persigue en su día a día.

A la luz del amanecer del 6 de noviembre de 1997 la magnitud de la tragedia superaba el peor escenario onírico inimaginable. A una noche oscura y de gritos grabados a fuego en la memoria de los supervivientes, le sobrevino la realidad de un barrio destrozado y de unas vidas marcadas por la tragedia de quienes han sido despojados hasta de sus recuerdos.

Cuando los medios nacionales empezaron a informar de la riada de Badajoz llamaron a la zona afectada el Cerro de los Reyes. Hubo incluso algún periodista que jugó con esta denominación indicando que poco tenía que ver aquel lugar con la nobleza de su nombre. No sabían que Reyes fue un simple vecino de la ciudad y su cerro, un terreno que vendió parcela a parcela para que decenas de familias humildes pudieran edificar su casa. Por eso, el Cerro de Reyes es como es, con calles irregulares, sin orden lógico muchas veces, donde el antojo de los vecinos ha pesado más que la ordenación urbanística que hubo que hacer después.

Aunque siempre hubo crecidas, la canalización realizada en la época de los 60 y los 70 garantizaba la seguridad de las viviendas, construidas muchas de ellas a unos pocos metros de los arroyos Rivillas y Calamón, que en la noche del 5 al 6 de noviembre de 1997 sufrieron sin embargo una riada sin precedentes, que se llevó por delante todo lo que encontró a su paso e inundó calles y casas para acabar con la vida de 21 personas -todavía el cuerpo de una mujer está desaparecido- y destruir las posesiones de cientos de ellas.

'Espectáculo dantesco'

Cuando las aguas regresaron a su cauce, el espectáculo dantesco que dejaron al aire fue aún mayor. Primero los muertos, uno a uno, que fueron encontrados atrapados en sus viviendas; luego los bienes, todos destruidos, y después los damnificados, familias sin saber qué hacer, con la mirada perdida, agradecidos por conservar sus vidas y las de sus hijos pero horrorizados por no encontrar una explicación razonable a todo lo que estaba ocurriendo.

Han pasado diez años y aún siguen las actuaciones en la zona afectada. Aunque el realojamiento se hizo en un tiempo récord -en apenas 18 meses se edificaron más de mil viviendas en el Cerro de Reyes, Pardaleras, Suerte de Saavedra y La Granadilla-, lo cierto es que las obras de carácter hidrológico se han demorado tanto por la obtención de los terrenos necesarios como por las modificaciones urbanísticas que ha habido que realizar.

Los vecinos aún siguen mirando con recelo los arroyos y cuando llueve fuertemente en el barrio, la intranquilidad y el desasosiego invade cientos de hogares, aunque haya pasado una década, aunque sea más ancho el cauce, aunque ya no vivan al lado del río y los técnicos digan que es imposible que vuelva a suceder.

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