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ARACELY R. ROBUSTILLO
Lunes, 29 de octubre 2007, 11:18
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El consumo de la carne de ovino baja, los precios en los establecimientos de la región se mantienen con un margen de beneficio cada vez menor, y el animal vivo se deprecia ante la impotencia de ganaderos y cooperativas extremeños. Ante este panorama de 'horas bajas' hay quienes se atreven a expresar incluso el deseo de una epidemia de lengua azul en su ganado porque supondría un margen de ganancia.
Un 'cordero vivo', que es como lo venden los ganaderos extremeños, pesa entre 23 y 26 kilos. Ayer se pagaba por una de estas piezas un poco más de 64 euros. De estos animales se saca un rendimiento del 46 o 47% para su consumo humano. A esta parte que se aprovecha se le denomina 'canal' y supone unos 10 o 13 kilos de animal. La canal se pagaba ayer a 6.20 euros/kilo, mientras, el precio del kilo de animal vivo estaba a 2.80 euros, según Aurelio Gutiérrez, presidente de Copreca, una de las mayores cooperativa de ovino y vacuno de la región.
«El precio del vivo repercute inevitablemente en el de la carne en el mercado. El valor medio del cordero vivo en lo que va de año está en unos 50 euros, mientras que el año pasado alcanzaba los 56 o 57 euros y en años anteriores más de 60», apuntó Gutiérrez.
El coste de la carne ovina una vez llega al mercado de consumo, depende del canal de distribución y de la política de precios de cada punto de venta. «Copreca distribuye cordero tanto a carnicerías tradicionales, como a medianas y grandes superficies en distintos formatos. De manera que, las tradicionales suelen pedirnos las piezas enteras para realizar ellos el despiece, mientras que el resto prefiere la carne ya despiezada y fileteada», describe el presidente de Copreca.
En Carrefour, por ejemplo, ya reciben las bandejas listas para su venta y eso incrementa el precio como consecuencia de una labor de transformación del cordero. «En el cordero los márgenes de ganancia de las grandes superficies no son para nada elevados», asegura Aurelio Gutiérrez, que reconoce que el consumo de la carne ovina atraviesa una época de crisis.
Las causas, para los ganaderos, hay que buscarlas en varios factores: «Los hábitos de alimentación actuales se decantan por la rapidez y la facilidad, por la falta de tiempo, de manera que las amas de casa suelen elegir en su compra el formato embandejado y está poco desarrollado», dice el presidente de Copreca.
Desde las carnicerías tradicionales, como la de 'La Tienda' en Badajoz, Fernando Pérez apunta, sin embargo, que sus clientas prefieren que se les corte lo que piden de una pieza completa y asegura que la mejor apuesta es siempre el ovino extremeño o nacional.
A ese respecto, Gutiérrez apunta que últimamente la carne ovina está recibiendo muy mala prensa debido a causas externas: «Están llegando a nuestros mercados corderos neozelandenses, irlandeses y también procedentes de los países del este de europa que son 'pasteros', más viejos, con una carne más roja y con más grasa y eso está haciendo que, indirectamente, merme el consumo de nuestros corderos que tienen más calidad. Esos otros animales son más baratos pero no tienen nada que ver con los nuestros, ni la calidad, ni los controles, ni el sabor, pero si el ama de casa va a lo barato, puede asociar que el cordero es eso y no lo es, para nada, no tiene nada que ver con el nacional. Se da un doble perjuicio, la fama que acarrea a la carne ovina el consumo de estos corderos baratos y el retraimiento del consumo, en general», prosigue Gutiérrez.
Por otra parte, según esta fuente, el mercado extremeño tiene poca capacidad de asimilación y salida para este tipo de carne. De hecho, la mayoría de la producción extremeña va a Madrid y una pequeña parte llega a las zonas de mayor consumo de España, que son Aragón, Cataluña y Valencia. «En Extremadura no vendemos prácticamente nada», reconoce Gutiérrez.
Lengua azul, la 'solución' para algunos
Las ayudas que la Administración ofrece por oveja muerta por lengua azul, de entre 56 y 96 euros, dependiendo de la edad y la calidad de la oveja, mientras que en el mercado estos animales se están pagando a 36 y 42 euros, se presenta para el sector como una paradoja. «Muchos ganaderos estarían deseando que sus ovejas murieran por la lengua azul porque así les pagarían el doble de lo que les darían por una sana», admite Aurelio Gutiérrez de Copreca. De hecho, recuerda que el precio de la oveja hace unos 3 años era de unas 18.000 o 20.000 de las antiguas pesetas pero, al parecer, la actividad que genera la oveja cada vez produce menos beneficios y, por lo tanto, se han depreciado
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