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«Mi idea era volver a casa, no miré si el equipo era de LEB Oro, Plata o Bronce»

PPLL

Miércoles, 17 de octubre 2007, 13:46

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Es el veterano del equipo y a la vez su referencia más clara por fuera. José María panadero (Cáceres, 1977) está de vuelta a casa, justo la última plaza en la que el éxito se le había resistido una y otra vez. Formado en la cantera del antiguo Cáceres en ACB, la primera Liga pasó de largo vestido de verdinegro para él y le resultó imposible hacer carrera en el Multiusos. Sin embargo, casi un centenar de entorchados en la máxima categoría le contemplan. Ha sido además un anotador impenitente en la LEB, donde su camino se volvió a cruzar con el del propio Cáceres sin que su 'repatriación' fuera posible. Ha debido ser en LEB Plata donde Panadero ha encontrado su mejor oportunidad para vestir la camiseta del equipo de su tierra. «Mi idea siempre fue volver. En el momento en que supe que Cáceres tenía equipo en categoría nacional, mi deseo fue ése, jugar aquí. No miré si era LEB Oro, Plata o Bronce. Me daba igual».

Los argumentos de Panadero son de sobra conocidos. Es un anotador incansable, un tirador constante que, como suele pasar en los especialistas como él, nunca renuncian a encontrar el aro cuando cogen la racha.

Hoy por hoy, es el mejor triplista de LEB Plata con un porcentaje del 85%, aunque él pasa página con una modestia que resulta llamativa por lo poco que se estila: «Ni era tan malo antes ni soy tan bueno ahora. Me están entrando los tiros que hago, pero ese porcentaje (85%) es ficticio. No hay nadie que pueda mantener una capacidad de acertar desde 6.25 como ésa. No es real». «El día que no me entren los tiros, estoy dispuesto a hacer más cosas. A defender aún más, a rebotear... Lo que sea para ayudar al equipo», añade.

Trayectoria

Panadero tiene una trayectoria tan amplia que por su nómina de equipos se suceden los nombres con una facilidad que impresiona: desde las categorías inferiores del viejo Cáceres al actual, de estreno en la LEB Plata. Por medio, clubes como Gijón, Lobos, CAI Zaragoza, Melilla o Huelva. Como un soniquete repetitivo, entre cada cambio de estación para él, sonaba cada verano como fichaje estelar en Cáceres. Un fichaje que nunca se llegó a consumar hasta ahora: «Mi intención de regresar se ha cumplido ahora. He tenido que renunciar a otras cosas y he perdido dinero, pero para mí lo importante era sentirme bien y estar aquí. Y tal y como van las cosas, no me arrepiento en absoluto».

Es el jugador que pasa más minutos sobre la pista (31), el segundo más valorado y el segundo máximo anotador.

Sin embargo, pone por encima de su notable rendimiento la capacidad de respuesta colectiva de todo el equipo. «Nuestra filosofía de grupo es buena y para mí muy favorable, ya que se abren las defensas en el momento que hay más jugadores que hacen cosas. Eso beneficia mi juego», reconoce.

A su buen momento suma su condición de anotador desde fuera. Su activismo desde la línea de tres ofrece nuevos recursos a un Cáceres que se ha ganado el aliento de la afición. «Que haya gente de casa como Juan (Sanguino) o yo es positivo. Los aficionados nos reconocen. Y nosotros asumimos que debemos tirar del carro. Cuando nos van bien las cosas los seguidores se alegran doblemente. Su apoyo está siendo básico. Ojalá se mantenga cuando vayan las cosas mal».

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